Insisto, todo este debate quedaría zanjado si desde el comienzo se distinguiera claramente entre libertades, derechos y obligaciones. Libertad es lo que se permite por no ser en exceso dañino para terceros, compensándose con consecuencias deseables; derecho es lo que se promueve por ser provechoso para el conjunto; obligación, en fin, es lo que se nos compele a no hacer (delito) o a hacer (deber) por ser su acción u omisión inadmisibles.
La libertad es, pues, tolerancia social, mientras que el derecho implica reconocimiento social y la obligación intolerancia social. La izquierda se ha aficionado a subvencionar libertades, como los conciertos antiglobalización o el orgullo gay (justificables sólo a modo de propaganda de partido y entretenimiento de masas) y a relativizar derechos como el del matrimonio procreador o la vida. Por otro lado, ha convertido derechos en obligaciones (v. gr., la educación en adoctrinamiento), imponiendo su modelo político al resto de la sociedad a través del fingimiento totalitario de que cualquier sistema de creencias ajeno resultaría destructivo si se generalizase (laicismo).
"Los esclavos felices"
Hace 1 hora
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