sábado, 6 de febrero de 2010

Lo sobrenatural en lo animal




Recuerdo a Bacon:


Quienes niegan a Dios destruyen la nobleza del hombre, pues sin duda el hombre es de la estirpe de las bestias por razón de su cuerpo, y si no fuera de la de Dios por su espíritu, sería una criatura baja y mezquina. Destruye asimismo la magnanimidad y la naturaleza humana emergente. Por tomar el ejemplo de un perro, baste señalar qué generosidad y coraje empleará cuando es sustentado por un hombre, quien ocupa para él el lugar de un dios o "melior natura"; coraje que no demostraría si no tuviese la certeza de una naturaleza mejor que la suya jamás pudiese adquirir.


Lo evoco tras leer a Konrad Lorenz:

Ningún instinto prefijado inclina al perro a recostar la cabeza en la rodilla de su dueño, y es por este motivo que tal acción guarda una relación más estrecha con nuestro lenguaje humano que lo que los animales salvajes "se digan" entre ellos.


El perro, en su relación con el amo, adopta un lenguaje que es en cierto modo creativo, abierto a la experiencia y a la inteligencia, y no una mera rémora en su ADN. Lorenz sostiene que si estos resultados no pueden repetirse en un entorno científico en el caso del perro es por la falta de incentivos de éste fuera del espacio cotidiano de sumisión al dueño, muy difícilmente traducible a las condiciones artificiales del laboratorio. En particular, escribe:

Todavía es demasiado temprano para comparar al perro con los simios antropoides, pero creo que el perro demostrará ser más apto para la comprensión del habla humana, no obstante lo mucho que el simio pueda adelantarlo en otras habilidades intelectuales.


Pero el perro no es un simio y no parece merecer ni una cienmilésima parte de la atención que éstos copan hoy. Lo que para el darwinista es simple determinismo por parentesco, a saber, la sensibilidad, la empatía y cierta capacidad de abstracción, para este etólogo es una irrupción cultural en una mente embrutecida a la que el trato continuado con una melior natura transforma con el paso de las generaciones. El énfasis en el chimpancé y el sofocante protagonismo que el mandarinato científico parece concederle se debe, entonces, a la falacia genética, al materialismo militante y al desprecio que los sacerdotes de la evolución profesan hacia el espíritu.

10 comentarios:

Alejandro Martín dijo...

Buenísimo...

HVN dijo...

En la cita de Bacon está una de las claves en este tema:

"coraje que no demostraría si no tuviese la certeza de una naturaleza mejor que la suya jamás pudiese adquirir."

Me refiero a la superioridad del hombre respecto al resto de animales. El problema de mucha gente es que se niega a ver esto, poniéndose a sí misma a la altura de otros animales o incluso por debajo de ellos.

Así estas personas, siendo los monos los más semejantes a nosotros, ese sentimiento de solidariad y simpatía que no tiene con respecto a otras personas lo tienen hacia ellos, tratando conseguir elevarlos a nuestra altura incluso a nivel intelectual.

Que conste que estoy a favor de que se investiguen cosas como estas, respecto a la inteligencia animal, pero es que hay planteamientos absurdos respecto a esto, un animal nunca estará por encima de nosotros y difícilmente a nuestra altura.

Anónimo dijo...

Irich:

De nuevo el desprecio más absoluto a décadas de investigación. ¿Estás seguro que la preferencia por el primate se debe únicamente a un prejuicio, a una ceguera absurda sin más, a una incapacidad del científico de ver más allá de sus narices?

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Santiago:

No es una preferencia, sino casi una atención exclusiva y excluyente. Se elige al animal más próximo a nosotros en la escala de la evolución, mientras que se ignora al animal más cercano a nosotros en lo que a influencia se refiere (y sobre el que mayor presión selectiva ejercemos, como ha señalado José Luis en el otro hilo). Esta influencia no es explicable en términos darwinianos y por tanto se obvia.

Anónimo dijo...

No tendría ningún problema en aceptar que estudiando el perro podríamos aprender ciertas cosas o que, al final, el perro fuera más provechoso que el primate. De hecho el ejemplo del perro se utiliza mucho para explicitar los efectos de la selección artificial.

Sin embargo, la explicación de la presencia de una "melior natura" como fuente de mejora de la naturaleza del perro partiendo de la comparación de las relaciones del hombre con Dios... dista "un poquito" de ser un argumento lo suficientemente poderoso para que quitemos al primate del medio...

Carmen dijo...

Me ha gustado tu blog. Es muy interesante.

Un beso.

Hugo dijo...

Estoy contigo, Santiago.

Por otro lado, irichc no es el único que se pasa la literatura científica por donde yo me sé. HVN también hace méritos:

"Me refiero a la superioridad del hombre respecto al resto de animales."

Especista, que eres un especista :P

"Así estas personas, siendo los monos los más semejantes a nosotros, ese sentimiento de solidariad y simpatía que no tiene con respecto a otras personas lo tienen hacia ellos".

¡Qué infantilismo! Me dan ganas de comerme el teclado. ¿Porque los monos me parezcan majos van a dejar de parecérmelo las personas?

"Que conste que estoy a favor de que se investiguen cosas como estas (...) pero..."

Yo maldigo ese "que conste". Si tiras la piedra, no escondas la mano, granujilla. ¡Si estuvieras realmente a favor no dirías lo que dices!

Un saludo.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

No desprecio la literatura científica, salvo en lo que tiene de literario. No obstante, me gusta violentar el consenso.

HVN dijo...

@Hugo, estoy completamente a favor de estas cosas, de las investigaciones científicas y del avance tecnológico (y además me gusta estar enterado de ello)

Quizás, y como he escrito desde la indignación, he llegado a un tono que haga parecer que soy un fanático cegado, así que me voy a explicar mejor.

Evidentemente, el ser humano esta en clara superioridad a cualquier animal, lo cual implica que debe tratar a éstos de forma racional y no indiscriminada como por ejemplo, por conseguir artículos lujosos o en cazas que los ponen en peligro de extinción.

El problema, o al menos, mi indignación viene al ver ciertas actitudes de estos que se hacen llamar defensores de los animales. En vez de liderar causas para mejorar la vida de personas que se están muriendo todos los días por escasez de medios incluso en su país (y con esto es a lo que me refería con simpatía, sobreponer defensas animales a las de tus propios congéneres), se desgarran las vestiduras para evitar cosas como: el toreo (cosa que a mí tampoco me gusta, pero prefiero dedicar tiempo a ayudar a los desfavorecidos que a quejarme contra eso), la investigación de fármacos o curas con los animales, o por ejemplo, algo que me llegó hace poco: quejas muy alteradas por cómo ceban a los pavos para hacer paté (de gente que de seguro lo come).

Cosas como esta ma indignan, porque ocurre cierta "alienación" cuando un ser humano se preocupa más por defender a un animal, que a otro de los suyos, siendo estos últimos a mi modo de ver tremendamente más importantes.

HVN dijo...

Por último, un matiz " ¡Si estuvieras realmente a favor no dirías lo que dices!"

Esta afirmación que tan a la ligera has dejado, no viene sino de un razonamiento equivocado. ¿Cómo voy a estar en contra de la investigación, si el ser humano (debido a su superioridad) es el único capaz de investigar?

El problema es considerar al animal a nuestra altura o igualmente importante. No por considerar esto soy un especista (que sé que los has dicho en broma) lo que pasa es que al final, socialmente pensamientos como el mío se acaban viendo mal, cuando está claro que la cosa es así. Si en el futuro un animal llega a desarrorar una capacidad como la nuestra, pues ahí sí que habrá que coexistir como iguales o al menos parecidos, no antes.