lunes, 21 de marzo de 2022



DOMINGO: Puesto que Dios está apartado de todo no ser, es necesario que contenga en sí todo el ser. Se sigue, por tanto, que Dios tiene en sí el ser de la tierra, el ser del agua, el ser del aire y el del fuego, el del asno, el del buey y el del león. Pero que Dios pueda ser tierra, aire, fuego, asno o león, ¿quién en su sano juicio lo diría?

RAIMUNDO: Fácilmente te responderé. Es doble el ser de la tierra, del aire, del fuego y de todas las cosas creadas. Uno el que tiene en sí y en su propia naturaleza, el cual vemos; otro el que tiene en sí el creador, que no podemos ver. Las cosas, pues, creadas según el ser que tienen en su naturaleza en modo alguno son en Dios, puesto que tales no pueden tener el ser de Dios, el cual es incompuesto, indivisible, inmutable y eterno. Mas todas las cosas creadas son en sí mismas corruptibles, compuestas, mutables, finitas, de tal modo que no se hallan en Dios. Ahora bien, puesto que Dios tiene en sí todo el ser, todas las cosas creadas son en Dios como en su creador, ordenador y conservador. Toma este claro ejemplo: La casa que edificaste tiene un doble ser, a saber, uno que vemos en el exterior, en su propia naturaleza, y otro que no vemos, en la mente del artífice. Así debes entenderlo respecto a las cosas creadas.

DOMINGO: Mas si Dios se aparta de todo no ser, síguese que no puede haber ningún ser fuera de Dios. Ahora bien, las criaturas tienen -es indudable- su ser real fuera de Dios. Luego o bien tal ser está también en Dios o bien Dios no tiene todo el ser.

RAIMUNDO: Mucho me aprietas. En primer lugar digo que me separes de toda cosa creada todo lo compuesto, todo lo corruptible, todo lo finito, mutable, caduco, divisible y, en una palabra, todo lo que da imperfección e indigencia. Cuando hagas esto, mira entonces si no es cierto que todas las cosas creadas son en Dios, o más bien el mismo Dios. Por tanto, Dios tiene todo el ser real de las cosas en su interior, si bien separando de las cosas toda imperfección, que Dios perfectísimo no puede admitir. 

En segundo lugar digo que todo ente es en Dios respecto a una triple causa. Véase este ejemplo: Una casa edificada contempla a su artífice como causa eficiente; también como causa ejemplar por razón de la semejanza dada por su creador; finalmente, como causa final por razón de la cual la casa fue hecha. De modo parecido sucede con las cosas creadas y el pensamiento de su creador, en el que se encuentran como en su causa eficiente, formal y final, mas no material, ya que el mundo es hecho por Dios de la nada. El mundo está en Dios como en su gobernador, proveedor, conservador y propagador.

DOMINGO: Me son de ayuda tus respuestas. Pero, puesto que hablamos de la producción de las cosas, te ruego que me expliques brevemente de qué modo el mundo fue hecho por Dios.

RAIMUNDO: Haré lo que pides. Primero debes saber que el mundo fue producido por el gran Dios en virtud de su arte, no por razón de la naturaleza ni de la necesidad. Puesto que Dios posee libre arbitrio todo lo produce mediante su intelecto y voluntad. Y dado que la producción del mundo es artificial, no es una creación de la naturaleza. Además, como el artífice produce la casa según la semejanza que se gesta en su mente, así la mente de Dios contiene la idea hermosa de toda hermosura del mismo mundo y crea su ser exteriormente a semejanza de dicha imagen. De un modo parecido el artífice antes de crear tiene en su intelecto la forma y el modelo de la cosa a crear, pues de lo contrario es incapaz de ello. Así, Dios nunca habría formado el mundo fuera de sí, de no haber tenido en su mente la misma idea del mundo. Pero como Dios no pudo recibir esta semejanza del mundo de nada exterior a él, por este motivo la retuvo en su intelecto desde la eternidad, y por tanto el mundo es eterno en Dios y la misma cosa que Dios. Cierto es que el ser de Dios es mucho más excelente, digno y noble que el ser del mundo externo creado de la nada, por lo que el mundo tiene un ser más digno e ilustre en Dios que en sí mismo. Además, como el artífice puede crear innumerables casas según las casas que concibe en su mente, así Dios si quisiera crearía infinitos mundos a partir de la imagen que retiene en su corazón.


Viola animae

 

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