viernes, 5 de enero de 2007

Cuando la teología salva vidas-I


Para los fundamentalistas un embrión no es un conjunto de células en pleno desarrollo sino el portador de un alma. Por lo visto, en el instante de la concepción, dios asigna un alma al resultado de cada polvo exitoso. Si yo fuese creyente creo que no soportaría la idea de pensar que mientras estoy follando tengo a todo un dios pegado al cogote a la espera de colocarle un almita al proyecto de ser humano resultante de mi revolcón. Me imagino la escena de mi mejor y más listo espermatozoide llegando el primero a la meta del óvulo de mi compañera, y allí, esperándole muy serio, el dios que va a premiarle por la hazaña, como quien le cuelga la medalla de oro al ganador. “Toma, te has ganado un almita”.

(...) En el imaginario fundamentalista, los embriones ya son personas, es decir, proyectos trascendentales que ya no pertenecen ni al padre ni a la madre, sino a dios. Y el aborto, por lo tanto, es una matanza de inocentes, como la ordenada por Herodes Antipas.


Manolo Saco: Rojo y negro.



Es un lugar común de la mediocridad atea el referirse a Dios o al alma como "hipótesis complejas". No lo son. Es su simplicidad extrema la que nos desconcierta. La del alma es simplicidad física; la de Dios, además, metafísica. El alma es concebible, pero no es representable; Dios ni siquiera es concebible. ¿Por qué? Porque es una característica de nuestro pensamiento el ser complejo, el razonar estructuralmente y en cadenas más o menos claras. Pensar lo simple y sólo lo simple... eso es mística.

Además, si mis facultades "emergen" de mis genes individuales, sin que guarden parangón a este respecto con los de mis antepasados; si sólo me une a ellos un parentesco más o menos próximo de especie; y si, por otro lado, no es posible que yo exista sin genes, entonces todo individuo es un comienzo de cero y todas las gradaciones que quieran establecerse entre él y quienes le precedieron en la escala evolutiva son imaginarias, como si comparásemos los hábitos alimenticios de un gusano con las fases de la luna. Y yo estaría de acuerdo con esta conclusión. Pero, sin embargo, afirmar que nuestra inteligencia es "emergente" en un momento posterior a mi concepción como ser humano, habiendo sin embargo admitido que depende por completo de nuestra carga genética, constituye una (otra) aporía de la que no sé cómo vais a libraros.

3 comentarios:

MonjaGuerrillera dijo...

Y como es que te vengo a "descubrir" recien ahora...???

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Lo mismo digo :-)

cartapacio.liberal dijo...

saludos desde "Cartas y Artículos"; si la gente aplicase la lógica partiría de la "posibilidad de conocer la verdad", eso haría que no pudiesen afirmar sin sonrojarse por mentirosos eso de "la libertad nos hace verdaderos", que da el mismo nivel ontológico a un erupto, a un polvo y a una concepción ideológica. La libertad ejercida como naturalidad puede ser tan molesta como echar a otro el aliento o el humo... porque así me siento bien.

Ellos convierten el sexo en un fruto del apetito irremediable y no consideran que se ejerce con otra persona humana que tiene derecho a un respeto y a una consideración.

Probablemente rebajan al nivel de putas a sus mujeres o maridos, porque rebajan la entrega del cuerpo para la procreación y lo transforman en cuerpo para la satisfacción, como mero objeto, del deseo.