domingo, 12 de junio de 2011

Breve apunte


El dogma de la redención es la réplica a otro dogma, el del pecado original. Quien no cree que el mal moral procede del interior del hombre se ve obligado a suponer al buen salvaje y al criminal enajenado. Éstos conllevan un nuevo dogma, a saber, que la sociedad corrompe a un hombre esencialmente inocente y, en una palabra, que el infierno es el Otro. El infierno es el infiel, porque me atrae a otra fe; es mi vecino, porque compite conmigo; es la mujer, porque me tienta. Yo nací limpio; si tropecé, fue por ignorancia, y otros que estaban antes que yo me condujeron al error. Quien así piensa preferirá siempre castigar a admitir la propia culpa. Y, en fin, permanecerá en la minoría de edad moral quien rechace una verdad tan vieja que era conocida de Homero: que el hombre es el más infeliz de los animales.

1 comentario:

Enrique Arias Valencia dijo...

El final es una exquisita exposición del clasicismo que evoca el reconocimiento de los pasos de El Filósofo en la prueba de las Vías aquinantes.