Existen otras pasiones que no tienen nombre propio, algunas de las cuales ni siquiera han sido observadas por la mayoría de los hombres. Por ejemplo, ¿de qué pasión procede el placer de contemplar desde la orilla el peligro de los que se encuentran en el mar con una tempestad o en lucha, o el de ver, desde una fortaleza segura, cómo combaten dos ejércitos en el campo de batalla? Esto produce en conjunto una sensación de júbilo, aunque se mezclen la alegría y la tristeza; pues a la novedad y a la representación de nuestra seguridad actual que resulta grata se une la compasión, que es penosa. Mas la sensación placentera se hace tan predominante que usualmente los hombres se alegran realmente de ser espectadores de las desgracias de los demás.
Hobbes
1 comentario:
el alegrarse del mal ajeno es de malas personas
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