No es posible que Dios yerre en sus previsiones, pero su conocimiento no convierte el devenir en necesario. De hecho, lo que Dios prevé es que algo ocurrirá contingentemente. Prever de forma necesaria algo contingente no es una incongruencia. Pensemos en el pasado, del cual decimos que es contingente mientras no ha pasado y necesario cuando ya pasó. Ahora bien, como es una contradicción que algo sea una cosa y su contraria por el mero transcurso del tiempo, se sigue que lo que cambia no es el pasado, sino nuestro conocimiento del mismo, que de contingente o incierto se convierte en necesario o cierto.
miércoles, 10 de octubre de 2012
Sobre omnisciencia y predestinación
No es posible que Dios yerre en sus previsiones, pero su conocimiento no convierte el devenir en necesario. De hecho, lo que Dios prevé es que algo ocurrirá contingentemente. Prever de forma necesaria algo contingente no es una incongruencia. Pensemos en el pasado, del cual decimos que es contingente mientras no ha pasado y necesario cuando ya pasó. Ahora bien, como es una contradicción que algo sea una cosa y su contraria por el mero transcurso del tiempo, se sigue que lo que cambia no es el pasado, sino nuestro conocimiento del mismo, que de contingente o incierto se convierte en necesario o cierto.
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