domingo, 28 de abril de 2024

El Argumento del Orden Incomponible



Toda parte está ordenada en relación al todo, pues de lo contrario estaría ordenada en relación a sí misma y sería un todo, no una parte. Este principio conlleva que el orden de las partes en relación al todo es parte de las partes, ya que las partes están en el orden que es el todo, y ese ser en cierto orden es un modo de ser de las partes, que podrían ser de otro modo si estuvieran en un orden distinto.

Si las partes fueran causa del todo del que son partes, serían causa del orden que el todo representa. Y dado que el orden del todo es -como hemos visto- parte de las partes, las partes serían causa del orden de sus partes y, por ello, causa de sí mismas, lo que es imposible. Por tanto, las partes no son causa del todo del que son partes. Luego, dado que guardan con él una relación causal, son su efecto, tertium non datur. De ello puede inferirse el axioma según el cual toda parte es causada, pues las partes no existen por separado, habida cuenta que cualquier parte pertenece a un todo y nada salvo el todo es un todo por sí mismo. 

Ahora bien, el compuesto no existe antes de ser compuesto por las partes, al ser su efecto. Por consiguiente, si el todo es causa de las partes y el compuesto es efecto de las partes, síguese que el todo no es un compuesto. Si el todo no es un compuesto y da el orden a las partes, es una unidad indivisible a la que tienden todas las partes como su causa final.

Dios es una unidad indivisible que todo lo ordena como causa final y a la que todo ser distinto de Dios tiende. En consecuencia, si hay partes ordenadas en relación al todo, hay Dios. Es el caso que hay partes ordenadas en relación al todo. Por tanto, es el caso que hay Dios.

GLOSA:

I

Entre el todo y las partes se da una relación causal o una relación ideal. Si es una relación ideal, ni las partes son causa del todo ni el todo lo es de las partes. Luego, bajo ese supuesto, o el todo es ideal o lo son las partes. Si el todo es ideal, no es posible que se componga de partes, ya que lo ideal no se compone de lo real, por lo que las partes no compondrán nada y no serán partes. Y si las partes son ideales, no habrá partes reales ni movimiento local. Puesto que estas dos conclusiones no pueden mantenerse, debe postularse que el todo y las partes son reales, no ideales.

Ahora bien, no es posible que dos entes reales mantengan sólo relaciones ideales entre sí. Pues, si afirmamos que, negada la causalidad del todo respecto a las partes, el movimiento de las partes no se ordena al todo, nos veremos obligados a conceder que el todo no es más que un agregado de las partes o su efecto. Entonces, sólo hay dos posibilidades: que el todo sea efecto de las partes, y a esto lo llamo un compuesto, o que sea causa de las partes, es decir, un todo no compuesto. Tertium non datur

La primera posibilidad, a saber, que el todo sea efecto de las partes, se excluye de este modo: Las partes se ordenan al todo, a otras partes o a sí mismas. No a sí mismas, ya que lo que se ordena a sí mismo es un todo, no una parte. Tampoco a otras partes, dado que serían efecto de un todo compuesto y al mismo tiempo causa de éste. Véase:

Buridán determina que el todo por composición es idéntico a la suma de sus partes. Alega que el todo de la materia no es destruido al dividirse en partes. Para probar mejor este principio, llevando su razonamiento un poco más lejos, podríamos argüir que si cierta materia se divide en dos partes y la suma de éstas no es igual al todo, entonces el todo de la materia deja de existir tras su división y existen las partes sin el todo, lo que es absurdo. 

¿Entiendes, pues, que si una parte se ordenara a las demás partes sería verdad al mismo tiempo que el todo causa a las partes, pues el compuesto de partes que es el todo sería causa de cada una de sus partes, y que las partes causan al todo, el cual no sería más que la suma de sus partes? Mas que el todo es causa y efecto de cada una de sus partes equivale a decir que la totalidad de sus partes es causa y efecto de sí misma como agregado, dado que el todo como compuesto es idéntico a la suma de sus partes. Esto es una contradicción. Luego las partes se ordenan al todo no compuesto. 

El ordenarse de las partes al todo es parte de las partes, esto es, es un modo de ser de las partes, que son siempre ordenables y están siempre en cierto orden. Por ello, las partes no pueden ser causa del todo al que se ordenan, dado que no pueden ser causa del orden de sus propias partes, pues sería tanto como ordenar su orden u ordenarse a sí mismas. En consecuencia, las partes son efectos del todo y éste no se compone de partes.

El resto del argumento es fácil de seguir.

II

En cualquier orden ideal toda parte pertenece a un todo sin que el todo pertenezca a la parte. Así, decimos que los lados son parte del triángulo pero no que el triángulo es parte de sus lados, ya que no se llega a la noción de triángulo por la noción de lado, ni ninguna de las partes del triángulo implica a la otra necesariamente. Por la misma razón, el uno es parte necesaria del dos mientras que el dos no lo es del uno, siendo igualmente posible formar un dos o un tres mediante la adición de unidades.

Por el contrario, en cualquier orden causal toda parte pertenece al todo al tiempo que el todo pertenece a la parte. De modo que, si B es movido por A, el todo que supone la relación entre B y A es parte de ambos, al implicarse el uno al otro necesariamente como móvil y motor.

Lo afirmado sobre un todo cualquiera con más razón debe decirse del todo. El todo es aquello fuera de lo cual nada puede existir o ser pensado. Por tanto, el todo no tiene nada fuera de él a lo que ordenarse. Por consiguiente, el todo se ordena a sí mismo.

Las partes no pueden ordenarse a sí mismas, ya que son partes y no el todo. Luego sólo pueden ordenarse al todo o a otras partes. Pero hemos visto que en cualquier orden causal el todo -que es la relación entre las partes- pertenece a la parte, es decir, es una parte de toda parte. Esto conlleva que si las partes se ordenaran a otras partes serían causa de su propio orden, que es tanto como ordenarse a sí mismas, lo que se ha excluido como imposible.

Dicho de otra manera, si las partes se ordenan a las demás partes, todas ellas formarán un todo compuesto del que serán causa, siendo simultáneamente efecto de dicho todo, que es idéntico a la suma de todas las partes. Luego uno y el mismo será causa y efecto de sí mismo, lo que ha de rechazarse en base al principio de no contradicción y al de superioridad de la causa sobre el efecto.

Sentado lo anterior, dado que las partes no pueden ordenarse a sí mismas ni ordenarse a las demás partes, deben ordenarse al todo y éste no puede equivaler a la totalidad de las partes, esto es, no puede ser un compuesto, sino una unidad indivisible. Pues, si el todo fuera un efecto de las partes o idéntico a la totalidad de las partes no sería causa de las partes, y las partes no podrían ordenarse ni al todo ni a sí mismas ni a las demás partes, por lo que no podrían ordenarse en absoluto.

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