Todo deviene una cuestión de evaluación, cuidadosa estimación y oportunismo; gran habilidad, tacto y una parsimoniosa audacia son necesarias para llevar a cabo una tal labor diplomática, i.e., para lograr que los trabajadores crean que eres el portaestandarte de la revolución, la clase media que te interpones ante el peligro que la amenaza, y el país que representas una corriente irresistible de opinión. La gran masa de los electores no entiende nada de cuanto ocurre en política, y carece de penetración e inteligencia para la historia económica; toma partido por quien aparenta poseer el poder, por lo que podrás obtener cuanto quieras de ella si consigues probarle que eres lo bastante fuerte como para hacer que el gobierno capitule. Pero no debes ir demasiado lejos, ya que la clase media podría despertar y el país ser entregado a un hombre de Estado resueltamente conservador. La violencia proletaria que escapa a toda evaluación, toda medida, y todo oportunismo, puede arriesgarlo todo y arruinar la diplomacia socialista.
Sorel
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