La filosofía de mi tiempo se complacía particularmente en concebirlo todo como obra de expansión y ensanche. Herbert Spencer hubiera pasado un mal rato si alguien se hubiera atrevido a llamarle imperialista, y es lástima que nadie lo haya hecho; sin embargo, lo era, y del más bajo tipo. Fue él quien popularizó esa despreciable teoría de que la enormidad de nuestro sistema solar debía imponerse a los dogmas espirituales del hombre. ¿Por qué ha de someter un hombre su dignidad al sistema solar mejor, por ejemplo, que a una ballena? Si el argumento de magnitud prueba que el hombre no es la imagen de Dios, entonces la ballena puede ser la imagen de Dios: una imagen algo disforme, y que pudiéramos considerar como un retrato impresionista.
Es completamente pueril argumentar que el hombre es más pequeño que el cosmos, porque el hombre siempre ha sido pequeño, aun comparado con un árbol cualquiera. Pero Herbert Spencer, en su imperialismo desconsiderado, todavía insistirá en que, por algún extraño modo, el universo astronómico nos ha conquistado y anexionado. La verdad es que ha hablado de los hombres y de sus ideales en el tono en que se expresa el más insolente unionista respecto a los irlandeses y sus ideales. Hizo de la mente humana algo como una pequeña nacionalidad.
Chesterton
5 comentarios:
Totalmente de acuerdo.
No sé si sabes o de hecho los has escrito por ello, que Sagan hizo notar en su momento lo pequeños que somos frente a la inmensidad del cosmos. Siempre se le ha aplaudido y se le aplaude dicho comentario, sigo sin ver por qué, a veces, de verdad, la gente se monta unos hombres de paja...
Lo dicho por Chesterton es, eso, certero.
Si te fijas en el enlace, verás que la cita viene a propósito precisamente por Sagan, citado en otra parte. Que no habitemos un universo pequeño, un universo-pesebre como aquel en el que pudieron creer nuestros antepasados más remotos, no dice nada en contra de la Providencia, cuyo trabajo se muestra, por el contrario, más grandioso de esta manera. Tampoco veo de qué forma podría afectarnos en el orden de nuestras creencias el no ser la única especie razonable del cosmos, otra de las obsesiones de Sagan.
Por cierto, que la pequeñez o la grandeza no dejan de ser cuestiones relativas. Frente a la nada, todo es enorme.
Buenísimo Chesterton, como (casi) siempre. ¿De qué libro es la cita?
Ortodoxia, un libro con el que topé hace cuatro años por casualidad. De un tiempo a esta parte parece que el autor se ha puesto de moda en España. Buen polemista y literato, si bien a veces se echa de menos algo más de peso y resolución en sus escritos, que suelen ser un tapiz de interesantes paradojas sobre cuestiones profundas, pero poco más. Oportuno fármaco, en cualquier caso, para despertar el ánimo de una cultura desnortada y autodestructiva.
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