jueves, 23 de diciembre de 2010

Ab initio




El universo tiene causa o es eterno.

Si el universo es eterno, carece de causa primera; si carece de causa primera, no ha lugar a observar en él causas segundas, pues lo causal no puede surgir de lo acausal, ni lo móvil de lo inmóvil, salvo sobrenaturalmente; si no posee causas segundas, es por completo ajeno a la causalidad. Ahora bien, esto es falso en nuestro universo, ya que no hay duda de que procede con gran regularidad en algunos casos. Por consiguiente, ha de predicarse en él una causa primera.

Si el universo tiene causa, ésta es material o inmaterial. Toda causa material es divisible; si es divisible, es corruptible; si es corruptible, no es eterna; si no es eterna, la precedió o bien la nada o bien otra causa; si fue otra causa antes que ella, no es causa primera; y si la precedió la nada, habrá que sostener que la nada es causa de todo y que no hay verdadera causalidad. Pero esto es como decir que A es no A, y por tanto se descarta. Sólo queda la opción de una causa primera inmaterial.

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