domingo, 17 de marzo de 2024


El movimiento local no se da sin partes. Si aquél es real, éstas también. Luego, si el movimiento local se da en los modos y no en el atributo de la extensión, por no tener éste partes, ¿qué significa una extensión ajena al movimiento, siendo así que todo cuanto existe es móvil? ¿Qué utilidad tiene postular una extensión inmóvil, si todo lo extenso es observable pero nada observable es inmóvil?

Si lo que quiere explicar Spinoza es por qué las cosas cambian sin estar en perpetuo flujo, es decir, sin cambiar completamente, estaría afirmando que todo cambia en el ser extenso excepto el ser extenso, pues nada extenso se vuelve inextenso. Sin embargo, esto no resuelve el problema del cambio. Es como decir que todo cambia en lo cambiante excepto el ser cambiante. No es una excepción válida, ya que el ser cambiante, al igual que el ser extenso, no es una realidad inmóvil subyacente al cambio, sino un nombre que damos a una pluralidad de cosas sujetas al cambio.

Si se contesta que el ser extenso no es sólo un nombre para una pluralidad de cosas cambiantes, definiéndose más bien como una realidad fundamental que permite y sostiene ese cambio, ¿en qué se distingue un sistema así de la teoría hilemórfica aristotélica? Digamos que en Aristóteles la materia prima es actualizada por la forma, mientras que en Spinoza el atributo de la extensión ya es activo. Pero, si ya está en acto y completo, y nada puede añadírsele, ¿de qué modo permite el cambio y la sucesión temporal, que no son más que añadidos a lo que está incompleto?

Dicho en otros términos: si el mundo de Spinoza ya está completo, ¿para qué o hacia dónde se mueve? Lo que está completo, por definición, no tiene donde ir y permanece inmóvil. Luego, ¿qué necesidad tiene la sustancia perfecta e inmóvil de expresarse mediante modos imperfectos y móviles?

Da igual de qué manera Spinoza defina los conceptos. Algo que se mueve es algo que necesita otra cosa, y por tanto, algo que es imperfecto. Si no necesitara otra cosa, no se movería. Por consiguiente, el hecho de que la sustancia inmóvil quiera o deba manifestarse mediante modos móviles significa que quiere o debe ser imperfecta, y esto es absurdo. Tampoco es lógico sostener que el mundo, siendo finito, es expresión adecuada del poder infinito de la sustancia.

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