lunes, 11 de marzo de 2024


Hablar es expresar el conocimiento mediante la palabra.

El obrar y el existir son indistinguibles, en tanto no puede darse el uno sin el otro.

Nada se obra a sí mismo.

Luego:

Si Dios posee conocimiento y lo expresa, Dios obra mediante la palabra.

Si Dios obra mediante la palabra, y el obrar y el existir son indistinguibles, entonces el obrar de Dios equivale al existir de Dios.

Si el obrar de Dios equivale al existir de Dios, y nada se obra a sí mismo, el obrar de Dios equivale al existir de una persona distinta del mismo Dios.

Si dos personas distintas comparten la misma existencia, pues hemos visto que el obrar de una es el existir de la otra, y hemos concedido que el obrar y el existir son indistinguibles, ambas personas son el mismo ser.

Si dos personas son el mismo ser, o están unidas por sí mismas o por otra persona. Ahora bien, si su existir es tanto como su ser unido, y nada se obra a sí mismo ni obra su existencia, su ser unido será obra de una tercera persona o uniente.

Por tanto, la unidad, el unido y el uniente serán uno en su existencia y tres en su obrar.

* * *

Todo obrar tiene un objeto, y nada es objeto de su propio obrar. Además, si algo obra, obra por sí mismo o mediante otro. Si obra mediante otro, el instrumento recibe la acción. En cambio, si obra por sí mismo, debe desdoblarse a fin de no ser su propio objeto y no violar con ello el axioma según el cual nada se obra a sí mismo. Pues bien, el hablar de Dios es un obrar que no requiere medios ajenos, ya que hablar es expresar el conocimiento mediante la palabra, y el conocimiento y la palabra de Dios son parte de Dios. Por consiguiente, Dios obra por sí mismo cuando habla y, por ello, debe desdoblarse.


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