jueves, 22 de agosto de 2024


Todo lo finito se opone a su contrario y basa en ello su perseverancia.

Oponerse es obrar, y obrar es existir. Por tanto, todo lo finito obra y existe.

Todo cuanto está dividido es finito. Por consiguiente, todo cuanto está dividido obra y existe. Su obrar es más potente si su ser es menos diviso, pues el estar dividido es un padecer.

Las ideas verdaderas son finitas por estar divididas, se oponen a sus contrarios por ser finitas, y su oponerse es su ser pensable y su perseverar. Por tanto, las ideas verdaderas obran y existen.

El corolario de esta argumentación es que, cuanto más elevada y menos divisa es la verdad que perseguimos, más potentemente obra en nosotros y menos nos pertenece.

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