viernes, 18 de abril de 2008

Veinte mil kilómetros


Leo en un blog ateo una supuesta refutación experimental del libre albedrío que parece haberse hecho popular en la red:


Ya siete segundos antes de realizar una decisión consciente, su resultado puede predecirse a partir de actividad inconsciente del cerebro. Es lo que muestra un estudio realizado por científicos del Instituto Max Planck (Leipzig) y otros. Los investigadores usaron un escáner cerebral para investigar qué sucede en el cerebro justo antes de que se tome una decisión. Muchos procesos en el cerebro ocurren automáticamente y sin involucrar a la conciencia.


Es mi tarea aguar la fiesta a los que corren tanto. Resulta preciso distinguir entre las acciones espontáneas y las libres. Las primeras están dirigidas a un fin, mientras que las segundas, además, han sido elegidas racionalmente entre al menos dos opciones posibles. El experimento que se menciona no refuta la espontaneidad, sólo la libertad concebida como "momento inicial" (ese momento que San Agustín reservaba a la gracia en las acciones virtuosas). Sin embargo, nadie ha de concebirla de este modo. Así, Heinecio, a quien debo la distinción mencionada, afirmó lo siguiente siglos antes de que la pedantería científica exhibiese sus inanes demostraciones:

For tho' the mind, with respect to the first impression, be passive, every thing else is however intirely in its power; to resist the first impulse, not to approve it, nor to suffer it to gain too much force.


Ser libre significa poder tomar las riendas en un momento dado, no el tenerlas siempre sujetas, que es una exigencia sobrehumana. La libertad, entonces, no reside en provocar el origen del acto libre, sino en dirigir eficazmente su fin.

Pero, ¿qué son las palabras de un añejo ilustrado frente a la mística contemporánea del experimento? Son "opiniones" y "prejuicios" de los que, naturalmente, al investigador se le presupone a salvo, pues la verdad le va en el sueldo.

* * *

C'est un métier, maintenant, que d'être explorateur; métier qui consiste, non pas, comme on pourrait le croire, à découvrir au terme d'années studieuses des faits restés inconnus, mais à parcourir un nombre élevé de kilomètres et à rassembler des projections fixes ou animées, de préférence en couleurs, grâce à quoi on remplira une salle, plusieurs jours de suite, d'une foule d'auditeurs auxquels des platitudes et des banalités sembleront miraculeusement transmutées en révélations pour la seule raison qu'au lieu de les démarquer sur place, leur auteur les aura sanctifiées par un parcours de vingt mille kilomètres. (Lévi-Strauss)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nuestro modo de ver las cosas, aquello a lo que consideramos bueno o malo, aquello a lo que le tenemos miedo o no, todo es producto de sucesos que que tuvieron lugar en el pasado. "No me Gusta chapotear en el agua por que de chica casi me ahogo en la pileta" e escuchado decir a mi Hermana. ( Tomo este testimonio para probar que las decisiones de una personas son moldeadas previamente, no como un análisis psicológico de mi hermana, pues Cualquiera con un mínimo conocimiento en psicología sospechara que no es por eso que no se tira )

Todas tus acciones ( y las de todos ) son producto de sucesos anteriores, incluso las "deciciones". Por eso mi hermana no chapotea en el agua.

¿por que te parece eficaz un fin y no otro?