martes, 21 de octubre de 2008

Anabaptistas y apóstatas















Creo que "afiliarse" a una confesión religiosa [en referencia al bautismo de niños] es el caso más claro de ejercicio de la libertad religiosa que existe y sólo puede ser ejercitado por el propio sujeto.

Y yo digo que no. La libertad religiosa no se ejerce mediante un símbolo al que eres ajeno y que recibes pasivamente, salvo que creas en su poder. Por ofrecer un ejemplo, al marcharme de Tailandia, el país de mi mujer, su abuelo me rascó y sopló varias veces en la cabeza para desearme buena suerte. Poco antes casi me obligaron a ponerme unas medallitas de protección. Pues bien, al no significar estos gestos nada esotérico para mí, no pasaron de ser muestras de cortesía a las que no di mayor importancia. Para creer que su acción tenía algún fuste o virtualidad invasiva sobre mí debería haber compartido con mi familia política algún elemento relevante en mi sistema de creencias; es decir, tendría que haber formado parte ya de un mismo edificio de certezas en cuanto al animismo se refiere, estando en cierto modo persuadido de que aquél era un método adecuado para convocar a los espíritus. No fue así, y ningún conocimiento de esta especie -si se sigue la analogía- puede presuponerse en el infante que recibe el bautismo.


No me cabe duda de que ejercer en nombre del menor un derecho fundamental que no es susceptible de ejercicio ajeno, no es actuar en beneficio del menor.

Depende. La autodefensa deriva del derecho fundamental a la propia integridad. Por una cuestión de lógica locucional, nadie puede "autodefendernos", lo cual no significa que no esté en su mano -y en ocasiones sea incluso su deber, viniendo en nuestro auxilio- el perseguir el mismo fin que buscamos cuando nos defendemos, esto es, conservar el cuerpo. Ahora bien, el objetivo de conceder la libertad religiosa es el desarrollo íntegro de la personalidad. Por tanto, toda formación encaminada a reforzarla sin por ello suplantarla contribuirá a cumplir con el "télos" que se ha propuesto el legislador.

Vía.

3 comentarios:

Héctor Meda dijo...

La verdad tirar de la ley para impedir educar a tu hijo en los valores religiosos/morales que a ti te apetezca me parece, cuando menos, un exceso legalista.

Me ha gustado tu réplica (un poco tirante el tono que has tenido en los comentarios, ¿no? :-P ) aunque tampoco me parecen bien las dificultades que pone la iglesia para realizar la apostasía.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Algo tirante, sí, más por los antecedentes registrados que por exigencias del guión.

Si la Iglesia pone dificultades a la hora de apostatar, no creo que sea para mantener nominalmente a esos pseudofieles, sino para evitar lo que Nietzsche llamaba "el derroche de energía en los pequeños actos de autodefensa".

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Lo que sigue es una salida de tono, pero cuánto me recuerda Müntzer en ese retrato al dibujo animado que cierto blogger anarcocapitalista tiene por mascota.