jueves, 9 de octubre de 2008

Érase dos veces


El poder de Dios es como el del barón Lamberto, que aumenta y rejuvenece con la repetición de su nombre. A la vista de lo cual no resulta extraño que hoy incluso los ateos escriban sobre teología a todas horas, compelidos por sus propias dudas, por los huecos de su gramática.

1 comentario:

Atilio dijo...

Lo lamento, amigo Daniel, pero las razones son mucho más prácticas y evidentes. Es porque los creyentes de todas confesiones dan razones para reaccionar y por el avance y divulgación de la ciencia. Así nomas.