Siendo cónsules Lucio Aurelio y Lucio Cecilio en la comarca de Roma se encontró un hermafrodita de ocho años y fue arrojado al mar. Tres grupos de nueve doncellas realizaron cánticos en la ciudad.
Inocentes tiempos aquellos, llenos de candor y encanto. Los relata un autor del siglo IV -el de S. Agustín e Hipatia- nostálgico del paganismo, religión que en todo veía un prodigio y una ocasión de expiar.
«Maravillosos espectáculos alegraban nuestra vista. Algunos de nosotros, los más piadosos, cortaron las cabezas de los musulmanes; otros los hicieron blancos de sus flechas; otros fueron más lejos y los arrastraron a las hogueras. En las calles y plazas de Jerusalén no se veían más que montones de cabezas, manos y pies. Se derramó tanta sangre en la mezquita edificada sobre el templo de Salomón, que los cadáveres flotaban en ella y en muchos lugares la sangre nos llegaba hasta la rodilla. Cuando no hubo más musulmanes que matar, los jefes del ejército se dirigieron en procesión a la Iglesia del Santo Sepulcro para la ceremonia de acción de gracias»
4 comentarios:
Sí, pero... ¡con qué mesura y racionalidad realizaron el lanzamiento, Irich!
;-)
Inocentes tiempos aquellos, llenos de candor y encanto. Los relata un autor del siglo IV -el de S. Agustín e Hipatia- nostálgico del paganismo, religión que en todo veía un prodigio y una ocasión de expiar.
Tiempos de caridad y amor cristiano:
Jersualén, Año de Nuestro Señor 1099:
«Maravillosos espectáculos alegraban nuestra vista. Algunos de nosotros, los más piadosos, cortaron las cabezas de los musulmanes; otros los hicieron blancos de sus flechas; otros fueron más lejos y los arrastraron a las hogueras. En las calles y plazas de Jerusalén no se veían más que montones de cabezas, manos y pies. Se derramó tanta sangre en la mezquita edificada sobre el templo de Salomón, que los cadáveres flotaban en ella y en muchos lugares la sangre nos llegaba hasta la rodilla. Cuando no hubo más musulmanes que matar, los jefes del ejército se dirigieron en procesión a la Iglesia del Santo Sepulcro para la ceremonia de acción de gracias»
Se llama guerra. ¿Santa? Esto ya es más discutible, según el caso.
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