Actuar de modo que podamos asegurarnos la aprobación y el reconocimiento de nuestros sucesores en los siglos venideros: he aquí la meta ilusoria del progresismo. Es imposible saber cómo nos juzgará el hombre del futuro, pero sí cabe averiguar cómo nos juzgaría el del pasado, dado que se pronunció claramente sobre asuntos similares. Otorgamos en aras de la modernidad más importancia al hombre imaginario y por venir -al cabo una marioneta y proyección de nuestros deseos- que al hombre real del que procedemos.
"Los esclavos felices"
Hace 3 horas
1 comentario:
Retrasando el momento de hacer algo realmente.
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