Si Dios es el todo no puede moverse con movimiento local, pues si se moviera se movería en relación a la parte desde la que se desplaza y a la parte hacia la que se desplaza, y Dios sería una parte vinculada a otras partes, no el todo.
Si Dios es la causa suprema no puede estar formado por partes, sino que tiene que formarlas del mismo modo que la causa forma sus efectos. Y, en este sentido, las partes participan de Dios sin dividirlo, como los efectos participan de la causa.
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