viernes, 2 de octubre de 2009

Imposibilidad de una ciencia meramente descriptiva




Se establece desde el relativismo que la regla es únicamente una descripción concisa de cómo es la estructura de la realidad, sin ser por ello la causa o razón de ser de la estructura misma. Se habla, pues, como si la idea de causa no fuera ínsita a la de estructura. Ahora bien, las estructuras o son causales (p.ej., las biológicas, arquitectónicas...) o son ideales (las de la gramática, las genealogías, etc.). Una estructura acausal que no sea ideal es una contradicción en los términos.

De más está decir que una estructura ideal no describe nada, salvo que se presuponga una suerte de isomorfismo entre nuestras ideas y su referente real. El ejemplo más perfecto de una tal correspondencia sería la música, donde coinciden totalmente lo expresado (el sonido, la armonía) y el modo de expresarlo (la proporción). Pero puede predicarse de todas las representaciones: los mapas (que comparten con la geografía que describen el ser extensos y divisibles), las palabras (originariamente onomatopéyicas), el arte (eminentemente imitativo respecto a un modelo externo), etc. etc.

Las leyes en Derecho, en cambio, son una estructura ideal que no tiene por qué corresponderse en absoluto con la realidad, puesto que no representan más que los principios superiores que las informan, siendo irrelevante su capacidad descriptiva. La norma seguirá siendo vigente aunque la realidad de la que se ocupa haya desaparecido; el deber continuará pesando aunque el ser se evapore, y el derecho sobrevivirá al hecho mientras el legislador no dictamine lo contrario.

Entonces, o se da a la ciencia empírica un papel prescriptivo similar al de la jurídica, o se afirma el isomorfismo mente-materia y se reconoce que no podemos concebir la estructura real sin causas, ni las descripciones sin estructuras, ni, por tanto, las descripciones sin causas.

1 comentario:

José Luis Ferreira dijo...

No es eso lo que se dice. La crítica que haces no está en su sitio. Una cosa es decir que tales cosas como la causa y la estructura no sean categorías lógicas y, por tanto, no puedan ser deducidas lógicamente en la realidad y otra cosa es renunciar a ellas como conceptos muy adecuados empírica e inductivamente.

De hecho pueden ser definidas y deducidas en los modelos formales que nos hacemos sobre la realidad y que, escéptico o no escéptico, muchos creen que algo tendrá que ver con la realidad, puesto que tan útil nos es.