Conocéis, señor, estos versos, que han sido traducidos al latín:
Gocé de todo lo que comí, y de lo que devoré avaramente;
Pues tantas y tan apreciables cuestiones, a otros se las dejé.
Si bien yo preferiría decir:
Gocé de todo lo que conocí, y me alegré de lo que la rectitud me ordenaba;
En todo lo demás, los actos habrán de seguir a la mente;
dado que sostengo el principio de una razón soberana enteramente ajustada a aquella cabal expresión de las Escrituras: "Porque sus obras con ellos siguen" (Ap. 14:13). Nada se pierde, según mi filosofía; y no sólo todas las substancias simples, como las almas, se conservan a sí mismas necesariamente, sino que, además, todas las acciones permanecen en la naturaleza, por transitorias que puedan parecer a nuestros ojos, y todo lo que precede ocupa el lugar de lo subsiguiente. He demostrado esto matemáticamente en relación al movimiento, de cuyos actos ninguno se extingue; y en tanto que las percepciones son representaciones de movimientos, lo mismo debe decirse de ellas.
Leibniz
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