No es la educación que yo daría, por ser en exceso emocional. Muestra claros rasgos de fanatismo, que no es otra cosa que el resultado de la impaciencia y de la negación vehemente de la honestidad de la fe ajena cuando contradice a la nuestra. Fenómeno no muy distinto al del ateísmo, el cual parte del supuesto de que 1) nadie es libre para creer (excepto ellos) y 2) el tiempo de las religiones ha terminado.
Afirmáis que una moral sin Dios es posible. Sí, pero sólo a condición de ser doblemente dogmática.
lunes, 26 de mayo de 2008
En lugar del Califa
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2 comentarios:
Veo que has puesto la quinta marcha de nuevo. Me alegro.
¿Conoces este blog?
No lo conocía, parece sofisticado. Lo examinaré con atención.
El otro día recordaba esto y me hizo gracia.
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