El narcisismo masculino se manifiesta como odio hacia todo lo que no es él. El femenino, en cambio, toma la apariencia de auto-odio, pero en lugar de dirigir dicho odio contra sí, lo proyecta como una maldición sobre el género del que forma parte; maldición que no hace extensiva a sí misma, fémina.
El hombre odia envidiando, empequeñeciendo, porque quiere ser grande y dominar; la mujer odia exagerando, mediante la difamación fantasiosa, pues se sabe minúscula y maleable.
domingo, 4 de mayo de 2008
Bajo la máscara-II
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1 comentario:
¡Qué control de la piscología!
Gracias por vincularme Irichc.
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