martes, 4 de diciembre de 2007

Factor tiempo


Con el tiempo puede ganarse la personalidad o consciencia clara, que conlleva la realización de la capacidad para ser efectivamente libre y responsable, a través de actos libres. Pero la dignidad -que es la capacidad para ser bueno o útil en términos sociales y morales- es inherente al ser humano.

Se es libre porque se es racional, y se es racional porque se es hombre, ya que por definición no hay hombres irracionales -y sí hombres inconscientes. Con todo, se es raciocinante porque se tiene consciencia.

Me gustaría precisar que en el párrafo que inicia este escrito hablo de dos capacidades distintas. La primera es inmediata y en otra parte la llamé posibilidad física (poder llegar a ser -mejor: perseverar en lo que se era- desde un estado de hecho dado). Es decir, el hombre es libre aunque, si se lo somete a coacción, no actúe libremente. Lo sigue siendo, digo, dado que su libertad no depende de factores externos u orgánicos, derivando ésta en cambio de su condición de ser racional. Ser racional es poder actuar racionalmente, se haga o no.

La segunda capacidad es mediata (nace de la interacción del ser libre con el mundo) y requiere siempre de un tiempo para su confirmación empírica, que es contingente en cualquier caso. El hombre no es digno de nada hasta que no hace algo digno (digno del reconocimiento de sus congéneres), aunque la especie humana por cómoda convención (y tal vez por convicción) presuponga lo contrario y convierta el "hasta" particular en un horizonte indefinido.

La realidad es, sin embargo, ésta: nadie merece nacer, ergo nadie merece vivir. Ahora bien, puesto que nacemos y decidimos que somos dignos de vivir (sin hacer nada que lo amerite), entonces también y en todo momento tenemos que serlo de nacer. Resulta antojadizo y poco honesto, pues, el fijar un límite para el mencionado factor tiempo, si bien los abortistas piensan y obran así.

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