domingo, 25 de febrero de 2007

Materialismo y solipsismo


El mundo real es material. Este principio no niega la existencia de ideas; sólo niega su existencia autónoma, es decir, independiente de los sujetos pensantes, que son cosas materiales.

Mario Bunge


Así que este principio bungeano, que no es más que una ilación de ideas, no es independiente de las cogitaciones del propio Bunge y de un servidor. Sin embargo, se concederá que, bien entendido, significa esencialmente lo mismo para los dos, o sólo es válido para Bunge. Es decir, el núcleo de su significación se substrae a nuestras consideraciones personales y se desvincula de cualquier relación de dependencia con ellas.

En breve: que si dicho principio es cierto para todos, resulta que es falso; y si es verdadero, sólo Bunge puede entenderlo.

Bunge me da la razón sin caer en la cuenta. Habla de dos ámbitos: la realidad y los sujetos a los que califica como "pensantes". Yo digo que también los hay no-pensantes, y están por doquier. Sostengo, además, que crear un ámbito de sentido independiente de los sujetos (i.e., el lenguaje) es instalarse en lo irreal u objetivo.

El idealismo leibniziano afirma, sí, que lo conocemos todo, pero de forma confusa. No es ningún obstáculo al progreso, puesto que no parte de la ficción de que la totalidad de nuestro conocimiento es en acto, perfecto, como el de Dios. Eso es más bien cosa de solipsistas y progresistas metafísicos, que juzgan la historia como si se encontrasen permanentemente en su cima definitiva.

PS: Lo que yo quiero saber, Mario, es la diferencia entre el unicornio real, ése que podríamos montar y cabalgar, y el unicornio ficticio de los cuentos y fábulas. Ambos pueden ser pensados en idénticos términos. Ambos son igual de concretos o de inconcretos. Ambos son mutables. Ambos son tangibles (si posas tu mano sobre mi cerebro, ahí tienes al segundo). ¿Me dejo algo? Creo que no. ¿Cómo los distingues, pues? Mejor dicho: ¿cómo te distingo a ti de un loco?

Y no caigas en la perogrullada de alegar que los unicornios ficticios no pueden darte coces. Pueden dártelas: imaginarias. Lo que se está discutiendo aquí es qué las distinguiría de las reales de un modo solvente, objetivo, y no también imaginario.

2 comentarios:

Fernando G. Toledo dijo...

Para los incautos: estos conatos falaces de argumentación (el presente y los siete u ocho anteriores referidos a la ontología) son rebatidos en los comentarios a este hilo:
http://razonatea.blogspot.com/2007/02/un-hondo-malestar-2.html

Daniel Vicente Carrillo dijo...

No seas fanfarrón. Ya juzgarán ellos si son rebatidos o simplemente contestados.