"No somos unos locos. Nos dedicamos al mundo de la marginación y esa gente es la que luego viene a misa porque han sentido que este lugar...", empezó a contar De Castro. Un joven le interrumpió. "Enrique, oye, que si me das dos euros para tabaco, que no he cobrado aún el paro". El sacerdote se saca el dinero del bolsillo, y continúa: "... porque han sentido que este lugar es como su casa".
Sude en tus manos tu limosna - Didaché.
No hay comentarios:
Publicar un comentario