Son tres las torres fortificadas del cristianismo, visto como religión razonable:
1) El pecado original.
2) El libre albedrío.
3) El orden de lo mejor.
El ateísmo puro, pues, se ve a obligado a sostener la metafísica inversa, a saber:
1) La inocencia original o "tabula rasa".
2) El siervo albedrío o hado.
3) El caos, o el orden de lo peor.
Pero estos principios arrojan una aporía:
El mal moral es necesario (2), ya que es congruente con el mal físico (3), aunque incongruente con el bien metafísico (1).
PS: Para no incurrir en excesiva oscuridad terminológica, defino el pecado original como la resistencia irracional a nuestra idea innata de bien. Lógicamente es una noción coja para quien no conceda validez a dicha idea (relativistas) o a su condición de innata (empiristas).
sábado, 26 de mayo de 2007
Cristianos especulares
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