lunes, 9 de noviembre de 2009

La moral ciega




"Mis amigos me han ayudado a vivir. Por tanto, moriré por ellos". He aquí el principio de la imbecilidad. Si vivir es bueno, y por eso tenemos por buenos a nuestros amigos, que nos hacen la vida más llevadera, ¿no deberíamos tenerlos por malos si por su causa hemos de morir? Por definición, todo lo que exija nuestra muerte gratuita es malo, a menos que admitamos que existen ideas superiores a nosotros, dignas de tal renuncia. No seres superiores, pues esto es obvio, y aun así nadie se sacrifica voluntariamente por los más sabios o los más fuertes que él. Luego, salvando el caso de que seamos imbéciles, nos sacrificamos prescindiendo de los sentidos, de los afectos y de los recuerdos, siempre por ideas descarnadas.

Morir por un hijo se nos antoja adecuado, puesto que respeta nuestro ideal de supervivencia. Pero ¿merece la pena morir en un incendio por no querer abandonar la morada con la que uno se identifica? No, porque no hay razón para identificarse con algo así, tan disímil e inferior a nosotros, en tanto que creado por nosotros. Luego no es la empatía, sino otra cosa, la que nos mueve a aprobar ciertas actitudes llamadas empáticas y morales. Esta cosa sólo puede ser un ideal, del que el edificio en llamas quizá sea símbolo para el que por él se inmola.

Veamos ahora una objeción. Se dirá que hay ideales que no merecen sacrificio. Ahora bien, sólo puede sostenerse tal según un particular ideal de lo digno de sacrificio. Pitágoras ofreció una hecatombe, esto es, sacrificó cien bueyes tras descubrir su famoso teorema. A ti te parecerá una imbecilidad; a él no se lo pareció.

7 comentarios:

José Luis Ferreira dijo...

Puedes decir que unos comen por alimentarse y otros por gula, y que, como la mayoría aprobamos lo primero y reprochamos lo segundo, comemos por la idea de alimentarnos. Falacia.

Puedes decir que unos realizan ciertos trabajos por dinero y que otros realizan otros trabajos también por dinero, y que los primeros te parecen mejor que los segundos, por más dignos, pero esto no quiere decir que trabajen por la dignidad. Seguirán trabajando por el dinero.

Quien se sacrifica lo hará por lo que le dé la gana. Nos parecerá más o menos noble. El hecho de que puedas o creas poder definir los sacrificios que te parecen bien y los que no dice algo sólo acerca de cómo acotas y defines la realidad. El sacrificio será por lo la libertad o la vida de los compañeros, conciudadanos o progenie, pero no por la idea de libertad o la de vida. Habrá alguien que sí lo haga. No es lo general ni lo que, en general, aprobamos.

Felipe Postigo dijo...

Es cierto que a muchas personas, incluso a una inmensa mayoría, puede parecerles apropiado, conveniente, justo e incluso bueno, sacrificar la propia vida por la supervivencia de un hijo ¿Pero realmente es así de justo y de apropiado? ¿No se trata después de todo de un conducta antinatural y desviada por determinados condicionantes culturales o morales?
Mentiría si dijera que tengo una opinión completamente formada al respecto, pero hay en la naturaleza determinados arquetipos que me preocupan y alimentan mis dudas al respecto:
Se sabe desde antiguo que cualquier animal defiende a sus crías vehementemente y hasta las extenuación, pero también se sabe que llegando a un punto crítico, en el que corre peligro la vida del progenitor, este termina huyendo para ponerse a salvo y tener futuras oportunidades de reproducirse (Al final, parece este el fin último de cada individuo)
Por otra parte, los biólogos y los naturalistas, nos han informado cientos de veces, sobre el daño irreparable que sobre cualquier especie produce la desaparición de aquellos individuos adultos, más sanos y mejor dotados para la vida y para la reproducción. Siendo muy preferible para el futuro de la especie, la desaparición de aquellos otros peor dotados o jóvenes.
En el supuesto (naturalmente, improbable por asocial :-)) que aceptemos como apropiada y positiva esta conducta; ¿No convertiría en un vano ejercicio de imbecilidad cualquier sacrificio del yo?
Un saludo

Voltaire dijo...

Sabiendo que somo racionales y emocionales y sabiendo ademas que cada quien tiene su moral, estos temas necesariamente pasan por eso tres términos, razón, emoción y moral.

Hay sacrificios, incluyendo la vida que tiene mucho sentido aun cuando se los considere sólo racionalmente, tambien lo tienen emotivamente en determindas circunstancias. Y moralmente no se diga.

Como los ejemplos siempre ayudan veamos los tres casos con ejemplos:

1) Tiene sentido combatir un invasor sin motivo justificado e implcable que destruirá a mi familia y a mis paisanos aun si la probabilidad es alta de que me liquiden, pero a la vez la probabilidad es alta de detener al agresor.

2) No me sería desagradable y por el contrario muy satisfactorio si le donara uno de mis riñones a un hijo que amo, aun cuando el riesgo sea alto de que me muera por razones conectadas con esa pérdida de un riñon.

3) Si vivo en Arabia Saudita, firmaría un manifiesto por la libertad de cultos para que Daniel pueda praticar libremente su religión, a lo que tiene derecho, aun cuando ello conlleve el riesgo de que me encarcelen. Pero en este caso debería estar seguro que el riesgo lo corro solo yo y no mi familia.

Lo demas son puras generalizaciones.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

La locura es obrar contra razón. Contra la razón mejor, se entiende, pues uno siempre encuentra razones para obrar. Cuando esta actitud se debe a la ignorancia no la llamamos locura. El loco rechaza activamente, u olvida por un aturdimiento momentáneo, principios y razones que cree verdaderos, alegando excusas vanas como la antipatía (ira) o la no menos vana simpatía, si ésta conduce a un menoscabo de nuestros intereses naturales.

Ahora bien, ¿qué emociones hay en una ley? ¿Ha utilizado el legislador tiernas palabras o signos de admiración alguna vez? Y, sin embargo, estos textos son nuestra pauta general de convivencia. Si la ley es justa, no necesita apelar a sentimiento alguno. El hurto es malo porque se obtiene mediante el engaño algo a lo que no se tiene derecho. Y es malo en todos los casos, no sólo cuando nos afecta a nosotros o a nuestros amigos.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

La anterior respuesta era para simbol.

José Luis, Felipe:

La idea de que vivimos para perpetuar nuestros genes o los de nuestra especie es demasiado primaria para ser tomada en serio. El impulso que nos lleva a vivir es el mismo que nos aconseja reproducirnos. Puesto que la vida es buena, más vida -y semejante a la nuestra- es mejor. Es un razonamiento y no un instinto el que nos hace obrar de esta manera, obviando, claro está, la pulsión sexual misma. Es el ideal de la vida el que se persigue, no la burda obsesión egoísta (y animista) de sobrevivir en cuerpo ajeno. No obedecemos el instinto al aceptar el sacrificio de criar hijos, aunque éste nos predisponga: obedecemos la razón.

José Luis Ferreira dijo...

No sé por qué las ideas primarias, si ciertas, no deben ser tomadas en serio. En todo caso, aunque el origen de nuestra existencia sea explicado por la biología y la genética, nadie nos manda seguir sus dictados. Continuamente nos negamos a ello.

Más vida no es necesariamente bueno ni mejor. Cuando los recursos escasean es mejor controlar la población, si no se controlará sola por las hambrunas y la guerra.

Quita el instinto paternal y te quedarás sin siguientes generaciones a no ser que consigas un mundo feliz como el del libro.

Voltaire dijo...

"Ahora bien, ¿qué emociones hay en una ley? ¿Ha utilizado el legislador tiernas palabras o signos de admiración alguna vez? Y, sin embargo, estos textos son nuestra pauta general de convivencia."

Viniendo de un abogado me extraña que digas esto. y ademas no se trata de tiernas palabras ni signos de admiración.

Sabes muy bien que la leyes, mal que bien reflejan las emociones humans.

Por ejemplo hay códigos que excusan a padres de testificar contra sus hijos y viceversa.

Que prohiben que funcionarios hagan negocios con dinero público con sus familiares, porque siempre hay la tentacion de ayudarlos.

Que excusan del servicio militar a objetores de conciencia.

Que reducen penas severas (compasión) si los actos criminles se han ejecutado en estado emocionales extremos.

Que reducen los impuesto y otorgan subsidios a los menos favorecidos (solidaridad). En este últio caso cualquiera dirá que hay por medio conveniencias políticas o económicas, pero no siempre es el caso.

Devuélveme tu título de abogado.