viernes, 2 de marzo de 2007

La futilidad del karma


Sucede con frecuencia que, por asuntos relativos al cuerpo, el alma se ensoberbece. Solemos también apartar los ojos del corazón de la fragilidad de nuestro propio cuerpo cuando nos vemos afectados por algo. Algunas personas, amigas del mundo, al ser investidas de dignidades temporales, ocupar puestos más elevados y ver el honor que muchos les tributan con obsequios, desdeñan meditar sobre su propia fragilidad y, cegados por completo, no se dan cuenta de que la vasija de barro que portan puede quebrarse en cualquier momento. Así, se dice que el santo Job se sentó en un estercolero y no en un lugar limpio, para poder considerar a partir de lo que le rodea su propia fragilidad y aumentar ante sus ojos la fuerza del menosprecio de sí. Colocaba su cuerpo en un estercolero para que su ánimo sacara provecho cayendo en la cuenta de que la sustancia de la carne había sido tomada de la tierra. Ponía su cuerpo en un estercolero para comprender a partir del hedor del lugar, que también el cuerpo volvería pronto al hedor.

Mientras el santo Job soporta la pérdida de sus bienes, mientras sufre dolido por la muerte de sus hijos, mientras aguanta tantas heridas, mientra se rasca las llagas con una teja, mientras permanece en un estercolero bañado en basura, conviene preguntarse por qué Dios todopoderoso aflige con tanta crueldad, casi con desprecio, a quienes ha amado con tanto amor desde toda la eternidad.

Considerando las heridas y tormentos del santo Job, me viene de repente a los ojos de la mente la figura de Juan el Bautista y pienso, no sin gran admiración, que ya en el seno materno había sido colmado del espíritu de profecía y, por así decirlo, había renacido incluso antes de nacer. Él era el amigo del Esposo, él era aquel mayor del cual no había surgido ninguno entre los nacidos de mujer, él era el profeta y más que profeta, y, a pesar de todo ello, fue encarcelado, y, por la danza de una jovenzuela, fue decapitado, muriendo en medio de las risas de unos desvergonzados, él, que había sido varón de tanta austeridad. ¿Acaso hubo algo en su vida que debiera ser purificado con una muerte tan execrable? ¿Cometió pecado con el alimento, él, que se alimentaba únicamente con langostas y miel silvestre? ¿Ofendió a Dios con la riqueza de sus vestidos, él, que cubría el cuerpo con pieles de camello? ¿Acaso le pudo ofender con su comportamiento, él, que no abandonó el desierto? ¿Se manchó quizás con la culpa de la locuacidad, él, que por largo tiempo se mantuvo alejado de los hombres? ¿Cuándo pecó con su silencio, él, que increpó con tanta vehemencia a los que se le acercaban, diciéndoles: "Raza de víboras, quién os ha enseñado a huir de la ira inminente"?

¿Por qué, pues, Job recibe la alabanza de Dios y, sin embargo, las llagas lo arrastran hasta un estercolero? ¿Por qué Juan recibe elogios por boca de Dios y, sin embargo, muere por las palabras de un borracho en premio a una danza? ¿Por qué Dios todopoderoso desprecia en este mundo de forma tan cruel a los que ha elegido antes de los siglos de manera tan misericordiosa?

La razón es clara a la piedad de los fieles: Dios trata así a sus elegidos, empujándolos a lo más bajo, porque sabe la recompensa que les espera en las alturas. Los arroja por fuera a lo más despreciable porque los conduce por dentro a bienes inimaginables. Así pues, que cada cual deduzca de lo dicho qué suerte futura espera a los malvados que Dios reprueba si de tal manera atormenta ahora a los que ama, o cómo serán castigados los que reciban la condena en el juicio, si de esta forma prueba la vida de los que -como atestigua el mismo Juez-, reciben ahora la alabanza.

Gregorio Magno


2-11 Venetian Vesp...


PS: Beatus Vir (Claudio Monteverdi. Salmo 112).

Beatus vir qui timet Dominum,
in mandatis eius volet nimis.
Potens in terra erit semen eius,
generatio rectorum benedicetur.

Gloria et divitiae in domo eius,
Et iustitia eius manet in saeculum saeculi.
Exortum est in tenebris lumen rectis,
misericors et miserator et iustus.

Iucundus homo qui miseretur et commodat,
disponet sermones suos,
quia in aeternum non commovebitur.
In memoria aeterna erit iustus,

ab auditione mala non timebit.
Paratum cor eius, sperare in Domino,
confirmatum est cor eius, non timebit,
donec despiciat inimicos suos.

Dispersit, dedit pauperibus;
iustitia eius manet in saeculum saeculi,
cornu eius exaltabitur in gloria.

Peccator videbit et irascetur,
dentibus suis fremet et tabescet.
Desiderium peccatorum peribit.

Gloria Patri, et Filio,
et Spiritui Sancto.
Sicut erat in principio, et nunc et semper,
et in saecula saeculorum. Amen.

* * *

¡Dichoso es el hombre que teme a Yahveh,
que en sus mandamientos mucho se complace!
Fuerte será en la tierra su estirpe,
bendita la raza de los hombres rectos.

Hacienda y riquezas en su casa,
su justicia por siempre permanece,
En las tinieblas brilla, como luz de los rectos,
tierno, clemente y justo.

Feliz el hombre que se apiada y presta,
y arregla rectamente sus asuntos.
No, no será conmovido jamás,
en memoria eterna permanece el justo;

no tiene que temer noticias malas,
firme es su corazón, en Yahveh confiado.
Seguro está su corazón, no teme:
al fin desafiará a sus adversarios.

Con largueza da a los pobres;
su justicia por siempre permanece,
su frente se levanta con honor.

Lo ve el impío y se enfurece,
rechinando sus dientes, se consume.
El afán de los impíos se pierde.

Gloria al Padre, etc.


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