La fe ha de ser cuando menos razonable, pero no necesariamente científica. Por eso es libre -al depender del propio juicio- y cuenta con componentes similares a los de la amistad, que se basa en una confianza prudente y en un vulnerable sentimiento de ternura.
No obstante, para el descreído todo se reducirá a un consenso a uno u otro nivel: algo impuesto desde fuera, sea por la costumbre o por los sabios, pero nunca definitivo. El agnóstico, preso de la duda, en enfermizo cautiverio, se ve incapaz de mostrar arrojo moral, como si tuviera las sienes atravesadas por un punzón de hielo. Pero quiere ser incontestable al menos durante un tiempo. Así que, ya con galas ateas, compensará aquella carencia emotiva valiéndose de cierta afición, más satánica que escéptica, a mortificar la "vetustez cristiana".
La cuestión nuclear
Hace 5 horas
1 comentario:
Nada más irracional que la Fe, a Dios gracias.
Ahora bien, seamos justos, la mayoría de agnósticos sienten un profundo rechazo por la religión a causa de la actitud de la mayoría de nosotros los creyentes.
A lo largo de la historia hemos amenazado su esfera de libertad y claro, la inercia tira mucho.
Renton
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