martes, 17 de abril de 2007

Liberación de la teología


Hete aquí la proverbial simpatía del progresista por el pobre de hacienda, aunque sea un asesino, por aquello de que son "la clase revolucionaria". Pero Jesús dijo "pobres de espíritu", no "de hacienda". Es decir, desprendidos. El "camello" y la "aguja" es una hipérbole que señala precisamente lo explicado: el rico suele ser también avariento. Verlo como un estigma a la riqueza es absurdo, ya que todos los reyes de Israel fueron ricos, mas no reputadamente usureros. ¿Hay mayor necedad que creer que Cristo los suponía condenados por la prosperidad de sus arcas? Cuando Jesús dice que ayudemos a los pobres, obviamente no se dirige a los pobres, sino a los que poseen más de lo que gastan. No son los pobres su público predilecto: son los pecadores, esto es, la humanidad.

Jesús, entonces, también predicó a los ricos, sin hacer acepción de personas. Otra cosa es que quisieran escucharle, o que fueran muchos menos. A uno de ellos le pidió que se deshiciera de sus bienes para seguirle, y no quiso. No se burló de él por rico, sino por avaro. Pues alguien puede ser pobre y despreciable hasta el tuétano, incapaz de compartir el pan, y otro rico y sentar cada día a un menesteroso a su mesa. Ahora imaginad que ese rico lo da todo a la Iglesia para ser perfecto. El progresista -es así de doble- dirá que fue por el miedo al infierno, teniendo la donación por moralmente ilegítima. Sólo cree lo que ve, necesita yugos pesados. Teme, en general, la justicia no escrita, la justicia oculta, y la condena como vana presunción y estela del diablo.

¿Cuál es el núcleo de estas meditaciones? Para el cristiano el problema del mal es una ocasión para el bien, para la excelencia de las almas, que se resolverá y se confirmará con las recompensas ultraterrenas. "A los pobres los tendréis siempre", la carencia es compañera inseparable de la virtud. Jesús vino a salvar lo perdido, no simple y llanamente a mejorar la "calidad de vida" de los desamparados. Así, los pobres son una ocasión para ser caritativos, para poner en práctica el cristianismo.

Pero, ¿qué responde aquí el progresista? "¡Los estáis instrumentalizando!" "La Iglesia -acusa- tiene a los pobres como rehenes morales, los necesita para fingir mejor su superioridad y consumar en público el paripé de la compasión". A lo que contesto: todo aquel que no base su moral en su salvación futura es un idiota o un malvado.Cuando yo ayudo a alguien de manera altruista es porque yo me siento culpable por no ayudar. Y cuando lo hago no quiero que nadie más se atribuya el hecho, pues con ello he sido yo el que ha querido expiar algo. Privarme de mis buenas acciones, delegándolas en lo objetivo o ético, es privarme de mi subjetividad moral.

A los que esto niegan, jamás deis las gracias. Recordadles, cada vez que os favorezcan, que no son ellos vuestros benefactores, sino la bondad universal que actúa a su través y de la que están imbuidos como gráciles marionetas. No sólo eso. Si os prestan socorro, pedídselo otra vez y redoblado, hasta que se excusen por haber hecho todo lo que estaba en su mano. Entonces podréis culparles por situar el "yo" encima del "vosotros". Y si realmente no tienen nada más que dar, incluso en su disculpa tendrán que apelar a su buena acción previa, en lugar de a una teoría sobre las acciones buenas.

No hay instrumentalización en la moral cristiana. Instrumentalizar a alguien es emplearlo para tu provecho, aunque lo perjudiques. El mal, insisto, puede y debe ser un medio para el bien. No hay fines finales, salvo Dios. No hay ningún fin -salvo Dios- que sea tan valioso que no sirva a su vez como medio de otro mejor. Si das dinero por ostentar falsa generosidad, el fin remoto corrompe al próximo, pues no te importa si, más tarde, ese pobre es expoliado por tus sirvientes mientras nadie mira. Siempre hay un bien superior a todas nuestras buenas obras y es nuestra salvación, nuestra reconciliación con la justicia.

Las obras no son buenas en sí, sino que resultan mejores o peores dependiendo de quién las haga. Ved la parábola del hijo pródigo. Regresó a casa tras una vida de dispendio, pero recibió más amor de su padre que su buen hermano, recto desde el principio. ¿Por qué? Porque para el pródigo fue más duro cambiar y retomar el sendero; y el desenlace, aunque tardío, resultó más bello. De nuevo el mal como medio para el bien. De nuevo la subjetividad del agente por encima de la objetividad moral de la obra. De nuevo la pobreza espiritual contrapuesta a la crematística.

Dios no aprecia al soberbio que cumple la justicia sólo porque se cree justo y está en su naturaleza comportarse de ese modo. En cambio, aprecia al pecador que ofrece caridad como tributo por su vileza. Ambos tipos son malos; quizá el segundo sea incluso peor en cuanto al número más reducido e inseguro de obras provechosas, pero es el pródigo el que más encomio merece.

Cuando el ateo critica la escatología cristiana lo hace impugnando la crueldad del infierno, es decir, considerando el castigo como el sumo mal, como si éste no procediese de un mal mayor o causa eficiente, que es la culpa. Pero cuando se trata de valorar los premios del Cielo parece que sean inferiores a la virtud que los propicia, sus insignificantes afeites. ¿Por qué se confunde y contradice así? No entiende que, mientras que el castigo no es causa final del pecado, pues nadie quiere recibirlo (y de ahí la irracionalidad de los que pecan y se hacen merecedores de él), sí lo es el premio de la virtud, que como se ha dicho es siempre expiación subjetiva, una acción destinada a cancelar el mal que se acumula en nosotros. Retribución no es soborno.

A todos los desprendidos me gustará veros en el Cielo, si os lo ganáis vosotros y yo. Querré ver cómo lo despreciáis y acusáis a Dios de mercadear con vuestra moral, ofreciéndoos para el infierno, en buena lógica. Observad que cuando hacéis una obra provechosa y os dan las "gracias" apelan a la gracia de Dios para suplir lo que ellos no pueden daros de vuelta. Negar la justicia de Dios, sus premios y castigos, es como si cada vez que os agradecieran algo rechazarais contrariados ese gesto amable. Como dando a entender: "A mí me basta mi buena obra, ella y yo nos bastamos. Tú, mendigo, eres aquí sólo una excusa, un accidente, y nada tuyo necesito, pues ya soy justo obrando con justicia". ¿Quién instrumentaliza a quién?

Es ésta es la crítica fundamental de Jesús a los fariseos (hoy ateos o maquiavélicos) que habían excluido el principio divino en sus obras, regulándolas hasta la saciedad. Engordaron sus leyes para excusar su flaqueza de individuos. ¿Qué dice hoy el fariseo-ateo? "¡No es mi responsabilidad asumir la miseria! ¡Que lo haga el Estado! ¡Que lo regule y pagaré!". Los fariseos estimaban que ellos eran justos por seguir una ley justa. Jesús les recuerda que es mayor su miseria moral que la miseria física del mundo, que la ley no hace justo al hombre, sino el hombre a la ley. Que deben obrar como miserables, no como justos. Que deben perder su vida para ganarla.

Jesús no quiere sólo cambiar el mundo. El mundo lo puede cambiar -quizá para bien- cualquier terremoto o una copiosa lluvia. Jesús, ante todo, quiere cambiar al hombre. Y el hombre que se cree justo no puede ser cambiado; sólo el que está y se sabe perdido, el que carga sobre él un gran peso y necesita aliviarse de él. Pero ¿a cuántos justos conocéis? Cristo demostró a los fariseos que no eran justos, sino mediocres. El hombre justo, dice la Biblia, peca siete veces al día. Y Jesús dice: nada de lo que hagas te hace merecedor de justicia, porque con ello no buscas tu salvación, sino satisfacer la ley y mostrarte respetable ante el mundo.

Jesús fue un maestro de la inmortalidad del alma, lote que no aparece claramente en todo el Antiguo Testamento, sólo en forma de promesa encriptada. Jesús insiste: tú no tienes la justicia, la justicia no es más que tender a la vida eterna y ser como Dios, que beneficia a buenos y a malos, que es pronto a perdonar a quienes le ofenden. Para lograr la justicia, dice Jesús, debéis haceros odiosos a la vanidad del mundo, cuestionar vuestro derecho a existir, tasar el aire que respiráis como un don gratuito, no como un derecho. Y cuando veáis que no podéis lograr nada por vosotros mismos, entonces, concluye, permaneciendo en las manos de Dios, lo podréis todo, pues la fe mueve montañas. Y cuando creamos que no somos merecedores de salvarnos y que debemos ser fulminados por la ley, Dios nos recordará que vino a morir por nosotros para hacernos libres de esa sentencia ineludible.

Surgamus In Eamus,...

33 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto que dices no es muy ortodoxo que digamos...

http://www.theworkofgod.org/spanish/Devotns/Eucarist/evangelios.asp?key=82

http://www3.todito.com/paginas/noticias/Internacional/192649.html

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Exactamente qué.

Anónimo dijo...

Creía que los vínculos que adjunto eran suficientemente clarificadores.

Lo que quería era incidir en el Evangelio, en estos pasajes:

Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al dinero.

Lo que nos hace cristianos es la Caridad, el Amor a nuestro prójimo, y ambos valores difícilmente tienen cabida en una sociedad asentada en un férreo liberalismo económico.

Me congratula saber que en su último libro, Benedicto XVI se hace eco de estas mismas palabras.

No me entienda mal, este es SU blog y usted dice lo que quiere, no obstante, no hemos de perder de vista que olvidar que en cierto modo, los creyentes somos representantes de la Palabra de Dios a ojos de los no creyentes, y la mordacidad, el insulto o el desprecio ajeno tal vez nos deje con buen cuerpo, pero ciertamente repercute negativamente en aquello que queremos, por encima de todo dejar claro, que Dios es Amor.

Un saludo y espero que no se tome a mal mis palabras.

Renton

Tumbaíto dijo...

¿Hay alguna razón para creer que Dios posee más la propiedad de ser amoroso que la de ser perverso?

Anónimo dijo...

Tumbaito:
Razones las hay a patadas... qué te parece para empezar que prefiero creer que Dios es Amor, antes de creer en el Genio Maligno cartesiano...? :)

Un saludo!

Renton

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Renton, dónde dije yo que debemos servir al dinero. O dónde afirmé ser liberal.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Tumbaito, te daré una razón sencilla y autoevidente, y es que ha soportado tu pregunta sin fulminarte.

Anónimo dijo...

Es muy cierto que NO has dicho que hay que servr al dinero, decir lo contrario sería absurdo, pero es igualmente cierto la utilización de valores cristianos para atacar algunas posturas extremistas de un izquierdismo mal entendido.

Para refutar, combatir o confrontarse a un antagonista político no hace falta blandir un crucifijo.

Dios es para todos, para progresistas y conservadores, ricos y pobres... citar versículos evangélicos para combatir el liberalismo o refutar el marxismo es una blasfemia porque se rebaja la Palabra de Dios al nivel del garrote.

Si usted quiere combatir el izquierdismo, adelante, estoy seguro que alguien con su cultura lo sabrá hacer muy bien, mordacidad e ingenio no le falta, pero la Bíblia debería mantenerse una distancia prudencial, equidistante de izquierdistas y conservadores por igual.

Un saludo!

Renton

Tumbaíto dijo...

Sr. Renton, sus inclinaciones doxásticas no me parecen muy de fiar. Piense que usted cree que el ser más perfecto mayor que el cual ningún otro puede haber murió en una cruz. ¿Se da cuenta? ¡El mismísimo motor que mueve sin ser movido!

Mi estimado Aristóteles se horrorizaría de su desviación religiosa.

Sr. Irich, yo me vigilaría esa creencia suya en su intrumentalidad. ¡Qué dirían los psiquiatras!

Pero bueno... ¿cuáles son esas razones que son tan numerosa?

¿Por qué Dios no puede ser, por ejemplo, sídico? ¡Fue moribundo!

¿Qué dice el apostol Santiago de los ricos? ¿Es interesante?

Anónimo dijo...

En la doxa no hay certezas, eso es algo que sé que usted tiene muy presente.

No obstante, admita usted que reducir al Cristo a la imagen de un tipo crucificado sin más, es muy injusto.

Por otra parte, Aristóteles era un buen tipo, pero el pobre seguió una ética equivocada.

En cuanto a lo que me dice de razones déjeme decirle que la primera y única razón es la fuerza de la Fe, así, con F mayúscula.

No hay ni dene haber prueba alguna de nada que se ubique dentro de la esfera de lo religioso.

Ante Dios se encuentra sólo señor mío, es usted y Él.

Pero recuerde esto, depende de usted hacer de la frase Ama al prójimo como a ti mismo algo grandioso o simplemente ridículo.

Y eso recibe el nombre de Libertad.

Renton

Tumbaíto dijo...

Eso dicen los cristiano, ¿no? Que la crucificción de Jesús fue injusta.
Los sacerdotes del templo -gente culta y educada- no son de su opinión.

¡Pero si las había a patadas! Y ahora la única razón es la fe! Ve... ¡Sus creencias son poco de fiar! Credo Deum esse Unum.

Soy Ateo, rentón. Creo que el amor no existe. (((Desde su perspectiva))) Ni siquiera la libertad podría hacer de esa sinvergüencería emotiva algo grandioso.

Anónimo dijo...

Hay mil razones pero todas se articulan a partir de la Fe... eso es obvio.

Respecto a los tipos cultos del siglo I le diré que... que me muerdo la lengua! jeje!

Pero en algo tiene razón, mis creencias son poco de fiar, pero puede estar seguro que me esfuerzo por hacer de la frase antes mencionada algo grandioso.

Para ridiculizarla ya está usted, jeje!

Es coña, ser tan creyente y santurrón me hace estar es un sempiterno estado de optimismo orgásmico. :D

En fin, que finalmente se revela como un ateo, lo cual es un tanto impreciso. Nadie puede declararse ateo si no agnóstico, no cree?

Ateo significa que sabe que Dios no existe, y cómo puede estar tan seguro de eso si ni siquiera conoce las dimensiones del Universo?

Quién le dice que Dios no está justo un metro más allá de los límites conocidos del Universo...?

Como ve, sus creencias tampoco son muy de fiar. :D

Por tanto le diré que no, no señor, usted es no es ateo si no agnóstico, un agnóstico burgalés residente en Barcelona, lo cual no es poco! :)

Un saludete!

Renton

Tumbaíto dijo...

¿Finalmente? ¡Curioso! ¿Es usted del los que creen que "buena fe se presupone"?

¿Y si lo que ocurriese es que creyese que sé que Dios no existe?

¿Ha leído a Hintikka? Tiene un libro fantástico - Saber y Creer- fantástico.

Anónimo dijo...

Claro, el ser humano es un ser esencialmente bueno.

Al menos concédame eso...

Hmm... si usted creyese eso de que sabe que Dios no existe, se situaría a mi lado, justo en el grupo de los que creemos cosas absolutamente indemostrables.

Pero claro, qué razón tiene para decir tal cosa?

Uno debe aplicarse sus propios valores, y si en mi caso usted cree que la ausencia de certezas demostrables empíricamente, es suficiente para desmontar un argumento, cómo se va a aplicar algo diferente con respecto a sí mismo?

Nono, usted debe ser justo con sus razonamientos, muy válidos por otra parte aunque lamentablemente heréticos... :D

Hintikka dice?

No, nunca he oido hablar de él, a qué congregación pertenece? jeje!

Yo por mi parte le recomiendo a Mircea Elíade y su concepto de Homo Religiosus... le cundirá.

Un saludo!

Renton

Tumbaíto dijo...

¿Esencialmente buenos? Supongamos -que no es el caso- que tuviese claro qué es ser bueno. ¿Qué significaría que algo es esencialmente bueno?

Cuando me dicen que alguien es bueno, me viene esa persona guisada como un tostón con su manzana en la boca.

Su sólo recurriese a la experiencia empírica no sé cómo se demostraría que Dios no existe. De hecho, no sé cómo se demuestra algo acudiendo a la experiencia. Lo máximo que sabría hacer sería señalar.

Naturalmente no sé señalarle a Dios, pero de esa mi limitación no sé seguiría que Dios no existe. Lo sé bien.

Saber algo no implica que exista ese algo sino que ese algo es como se sabe. Por ejemplo, sabemos que caperucita sabía -aunque le costó- que el lobo feroz se hacía pasar por su abuelita. Incluso sabemos que el lobo feroz se disfrazó de abuelita pero de ahí no podemos deducir que exista un lobo feroz disfrazado de abuelita.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Esencialmente bueno es un pleonasmo, pues lo malo no puede ser esencia de nada, sino privación de lo esencial. Acepto tu premisa mayor si me concedes la premisa media o de hecho: el hombre está radicalmente dañado.

Tumbaíto dijo...

La nada nadea.

Anónimo dijo...

Tumbaito:
Te iba a responder una cosa pero leer el comentario de irichc me ha hecho rectificar.

Irichc:
Es verdad eso que dice, esencialmente bueno es una redundancia no me había dado cuenta hasta ahora.
El mal no existe, es ausencia de bien aunque reconozco que es difícil conciliar esta idea con la creencia en la existencia del Diablo lo cual es Dogma.
En cuanto a lo que el hombre está radicalmente dañado diré que es difícil refutar tal aseveración visto lo visto y oido lo oido, sin embargo -casi siempre hay un "sin embargo"- el término radical chirría un poco.
Radical etimológicamente hablando alude a la raiz, es decir, no es un término necesariamente negativo.
Ser un radical cristiano se me antoja hasta saludable, por tanto, es cierto que el hombre está dañado -lo cual no implica ser determinista- pero no de raiz, no desde que fue Hombre.

Me temo que no me he hecho entender...

Me parece que todos hemos divagado bastante. :)

Renton

Tumbaíto dijo...

i.) En relación con que el hombre está dañado, indíqueme el daño.

ii.) Hace unos meses, le dije que tenía un problema con las inexistencias y, creo que le sigue teniendo. Para que el no-ser exista tiene que ser. Si algo es malo, la maldad tiene ser porque de no tenerlo, no sería.

Y no ser no ser es ser.

+ · + = +
+ · - = -
- · - = +
- · + = -

Y sepa, Sr. Rentón, que no atender a cuestiones metafísicas es lo mismo que tener una mala metafísca.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Yo no escribí que el mal no existiera, sino que no era esencial a nada. El mal es la ausencia de fin, lo que en nosotros viene a corresponderse con la dispersión y la ignorancia. Llamo a éstas radicales porque no dependen absolutamente de ningún influjo externo: el hombre nace ateo y odiando la virtud, permaneciendo así si no concurre la gracia. ¿Qué es el relato del pecado original sino la descripción de la gracia frustrada, voluntariamente frustrada?

Tumbaíto dijo...

¿A la limpieza no le es esencial la privación de suciedad?

Daniel Vicente Carrillo dijo...

No. Lo esencial a la limpieza es el orden. Los anglosajones en estos casos usan la palabra tidy, mucho mejor que la nuestra.

Anónimo dijo...

True.

:D

Renton

Tumbaíto dijo...

O sea, ¿un vertedero ordenado es un lugar limpio?

Cuando se opta por la escolástica -una elección de muy gusto intelectual- se debe, primero, conocer sus teorías lógicas.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Limpio tiene, al menos, dos acepciones: ordenado y salubre. Podemos hablar de un caudal de agua salubre, pero no ordenado, y de un juego ordenado, pero no salubre. Agua limpia, juego limpio.

Tumbaíto dijo...

En español, "limpio" significa "ordenado" tanto como "agua" significa "lugar elevado donde los indios construyen inmensas fortalezas para cultivar extraterrestres protegidos de las invasiones de mazorcas de maíz asesinas".

Daniel Vicente Carrillo dijo...

La suciedad no es otra cosa que desorden, una excrecencia que no encaja en nuestros fines. También sirve en sentido metafórico: un alma sucia.

Tumbaíto dijo...

O sea... ¿Un vertedero ordenado es imposible?

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Un vertedero salubre es chocante, pero no así uno ordenado. Ordenar la mugre se nos antojaría inútil pasión de trapero si no se hiciera de cara a su aniquilación como mugre. Se la aniquila porque, como tal, carece de fines.

Hasta aquí hablo humanamente, en términos morales. Sin embargo, metafísicamente, la mugre contiene más ser que la nada y, por tanto, es mejor que ella.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

La limpieza sin orden, que es aquella por la que pareces abogar, tiene un nombre más propio: destrucción. Esta forma de entender el término se aprecia en expresiones cínicas como limpieza étnica.

Tumbaíto dijo...

¿Abogo por la destrucción? Bueno... Sólo de la mugre.

Olvida usted, como todos los aristotélicos, los número negativos.

La mugre puede ser menos que la nada.

Tumbaíto dijo...

Creo que debiera de ser más cualitativo.

Fernando G. Toledo dijo...

¡Ay! Nótese el torpe regate de Irichc para saltar de la inexistencia de la suciedad al retrete del ridículo. Si tanto sólo hiciera caso a su propia ironía: liberación de la teología...
Tumbaíto: un abismo nos separa, aunque seamos ambos ateos, pero el mejor comentario de los aquí escritos es el tuyo: "la nada nadea".