domingo, 4 de marzo de 2007

Todo lo que arda


No deja de ser destacable que, mientras que un cristiano no puede contar con todas las opiniones de los de su fe para defender una tesis, el ateo se permite una licencia mucho más amplia. Un blogger traía a colación no hace mucho a Onfray y su consejo de que se optase por Mill a la hora de combatir el cristianismo. Fue una llamada a la coherencia que no vi que el autor del blog secundase, pues para respaldar su postura ha acudido indiferentemente a marxistas (P. Ojea) y a liberales (Dawkins), entre otros. Ni que decir tiene que la base argumental de un materialista dialéctico y la de un positivista tienen poco que ver, a pesar de los enemigos comunes. Sin embargo, integran un mismo batallón contra una supuesta irracionalidad.

Yo me pregunto: ¿es racional obrar así? ¿Es serio? ¿Os imagináis a un católico recurriendo a estribillos creacionistas o adventistas "para mayor abundamiento" contra el nihilismo ateo?

2 comentarios:

Fernando G. Toledo dijo...

Qué tal, soy blogger de marras.
El consejo de Onfray tenía que ver con rescatar el utilitarismo de Mill en lo que a la construcción de una ética se refiere.
Bien, pero el autor de este post, indiferente a los caminos de las distintas disciplinas del pensamiento, me reprocha que cite a Puente Ojea cuando éste analiza los meandros de la farsa religiosa o a Dawkins cuando combate los obcedados ladridos de la fiebre creacionista.
De poco valdría decir que cuando una crítica da en el blanco importa poco su arquero. De esto sabe bien el dueño de esta posada onanista, quien no tiene empacho en echar mano a Kierkegaard como a Leibniz, a éste como Spinoza. Incluso a Nietzsche.
Será por eso que el autor de este "Fvoluntaria" se llama cristiano, católico para más señas. Aun así escribe un post como éste. Deberemos acudir a él si queremos combatir el cristianismo, pues Daniel nos ofrece el regalo de la autodestrucción.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Leibniz y Kierkegaard están muy próximos a mi parecer. Spinoza y Nietzsche, aunque no fueran cristianos, sí eran religiosos. Hay, pues, algo positivo que los une (el odio al "yo") y no una mera "oposición a". También cito a estos dos últimos para librarlos de la apropiación de su pensamiento por parte del ateísmo.