miércoles, 17 de octubre de 2007

¿Qué es el hombre?


La idea de que puede haber orden natural sin el concurso de un creador quizás es el aspecto más polémico en los textos de Darwin, sin perjuicio de que él mismo pudiera mantener un creacionismo ontológico o metafísico más sofisticado, no necesariamente ateo. Pero lo cierto es que la teoría de la evolución por selección natural ofrece una explicación sobre el origen de la variación de la vida sin recurrir al diseño "inteligente" específico. El "algoritmo de Darwin" destruye el finalismo o teleologismo que era comúnmente aceptado por casi todos los teólogos y naturalistas, lo que no desautoriza del todo la idea de "progreso" o "aumento de complejidad", sino sólo su pretensión de ubicuidad o inevitabilidad "metafísica".

Es necesario insistir en que la idea de "evolución" no pertenece en exclusiva a la ciencia biológica. Este "orden espontáneo" descubierto por Darwin en el mundo vivo puede abarcar también con éxito el mundo social y político dentro de un "programa de investigación", para decirlo al modo de Lakatos, mucho más amplio al de las ciencias biológicas. Una "extensión analógica" que presupone, como cuestión de principio, la ruptura del postulado de discontinuidad de naturaleza y cultura, todavía común en la Academia.


1) Se postula: La naturaleza no persigue ningún fin.

2) Se postula: No hay discontinuidad entre naturaleza y cultura.

3) Se postula: El hombre actúa según fines que proyecta a escala general (teología, naturalismo teísta).

Ergo, o el hombre no es ni naturaleza ni cultura, o ERZ está equivocado en el punto 1), en el 2) o en ambos, dado que no se puede dudar de 3) (como de hecho ni siquiera él duda).

16 comentarios:

Emilio Cervantes dijo...

Hola Irich,

Se te ve un tanto anticuado en Biología, o quizás obediente con los dictados de la Academia rancia, acrítico.

¿Qué rayos es el algoritmo de Darwin?. ¿De donde procede semejante concepto fantástico?.

La teoría de la evolución por selección natural no ofrece una explicación alguna sobre el origen de la variación de la vida, simplemente porque no es una teoría científica válida sino una tautología.

Te invito a mirar el blog:

http://lavidaylabiologia.blogspot.com/

En particular las últimas entradas y sobretodo la titulada Selección natural (también la titulada Teoría indigesta, publicada hoy).

Darwin no descubrió la evolución. Antes de Darwin hubo quien fundó la paleontología y quien vió que las especies cambian y no fueron uno o dos sino plétora.

Por supuesto que la evolución no pertenece a la Biología; pero Darwin no descubrió nada, simplemente ayudo a generar la obligación de creerse que todo es competición y lucha. Lo que Darwin dió fué el pistoletazo de salida a tal imbecilidad masificada, pero muchos de sus maestros y mentores no le acompañaron en la empresa y le criticaron por ello severamente:

http://nuevabiologia.blogspot.com/2007/06/un-error-del-siglo-xix_20.html

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Hola, Emilio.

Gracias por la invitación. La cursiva no es mía, cito a otro blogger.

MadHatter dijo...

Conocí tu blog a partir de la crítica de Cyber, y menuda sorpresa… Así que empezamos preguntándonos que es el hombre?? No, si lo de remake de los malos tiempos de la escolástica te está bien etiquetado…

Bueno…bah…que iba a lanzar una de esas críticas descarnadas. Me gustaría discutir contigo partiendo de la premisa de que es el hombre. En serio, lanza una entrada, por petición mía, explícate en lo que tú consideras que es el hombre. Yo, dentro de mis limitaciones intentaré pronunciarme, pero te aseguro que no soy muy docto. Eso sí, ten presente que habrás de formularla dentro del plano antropológico, referido no a un individuo, sino a todo un colectivo, porque no se puede caracterizar una categoría más amplia a partir de un elemento de ese conjunto. De igual manera plantea esa duda tan justiciera del hombre como sustancia. Y por qué no??Intenta también responder a los postulados kantianos. No… sí la pregunta da mucho trabajo.

SHEMHAMFORASH

Daniel Vicente Carrillo dijo...

¿Cuáles fueron los buenos tiempos?

Emilio Cervantes dijo...

A mi entender los buenos tiempos son cuando el hombre, especie o individuo, lo que sea me da igual, sabe lo que ha de ser o al menos lo busca. Esa búsqueda honesta es la marca de los buenos tiempos. Los buenos tiempos son los de la honestidad.

Sursum corda! dijo...

Nuestro problema, irichc, es entender la naturaleza de la inteligencia o, más propiamente, del Yo.

Sin un Yo, no hay fines y la concepción materialista del universo explica y reduce lo complejo objetivamente a lo objetivamente simple y, así, el sujeto a la materia que compone el objeto con el que el sujeto se identifica al conocerse de modo sensorial.

Y si esto es así, si no hay Yo no hay fines. Pero incluso si hay un Yo pero no hay una estructura material que soporte al Yo no hay fines, como no los tiene un enfermo con demencia.

Sursum corda! dijo...

Gracias también por la cortesía de enlazar mi blog.

Sursum corda! dijo...

¡Hombre! Acabo de ver las respuestas de emilio cervantes en sus blogs y, como bien me dice, es la última vez que me publica en su blog...

¿Suena a ultimatum que me lanza? A mí sí. Y si tengo en cuenta que la relación tiempo empleado en leer sus blogs/fruto que les saco tiende a infinito, he preferido contestar aquí, pues con seguridad lo verá y yo me ahorraré visitarlos.

Me reprocha que ponga un par de enlaces a otros blogs como Evolutionibus cuando él no se priva de poner enlaces a los suyos en éste. Quede como prueba.

Es poco fructífero para alguien que, como yo, cree en el intercambio de ideas que emilio cervantes ponga como todo argumento suyo la letanía de que la teoría darwiniana no es científica porque, según él, no es falsable, que yo le responda que la teoría hace predicciones definidas y que se verifican, que yo le proponga que diga algo que predice la teoría y que no sea falsable y que, como toda respuesta, él vuelva a su misma letanía "la teoría no es científica porque no es falsable".

Porque le propongo un experimento de selección artificial donde al escoger qué seres vivos tiene descendencia y qué otros no, se consigue alterar características evidentes en razas de palomas, de perros o en vegetales como el trigo o el maíz, desde sus formas salvajes a las cultivadas. Su respuesta es que se trata de "selección artificial" y no selección natural. Pero ¿qué esperaba que fuera un experimento sino artificial?

Así que ante tanto "argumento de peso" me limitaré a contestarle aquí donde espero una actitud menos parcial hacia la publicación de comentarios.

Aquí dice lo mismo. Le respondo aquí y basta.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Sursum:

Los fines están emparentados con el sentido. El fin del lenguaje es la comunicación, que es finalista o no es. Si te escribiera este mensaje del revés, vulneraría este fin y destruiría la gramática que hace que nos entendamos. ¿Por qué el materialismo tiende a despreciar los fines? Porque lidia con el infinito sin tener una noción de unidad o forma.

Sobre el enlace: no hay de qué.

Sursum corda! dijo...

irichc:

No creo que el materialismo desprecie ni ignore los finos sino que PRECISAMENTE los restringe a una mente inteligente y capaz de dar sentido a las ideas y los signos, a imaginar el futuro y a proyectarlo.

A lo que se resiste es a hablar de fines donde no hay una mente inteligente, cosa que identifica con un cerebro materialmente complejo. Y en eso debo ser de tal opinió pues la inteligencia tiene que ver con el estado anatómico y fisiológico del cerebro y no, aparentemente, con nada inmaterial.

Me hace gracia que en vez de ir escribiendo estas ideas en mi propio blog, dedico mi tiempo a ponerlas como respuestas en los blogs de otros. Jaja, Parece que soy un blogero malebranchiano y veo los blogs de otros como ocasiones de actuar. Si fuera leibniziano, pensaría que todo esto es una armonía preestablecida. Como realmente soy materialista realista creo que es pura casualidad y que me apetece.

Gracias por su blog. Me hace reflexionar y eso es sano.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

He hablado del lenguaje, pero tomemos la música esta vez. El fin de la música, como el de todas las artes plásticas, es la proporción. No se diga que este fin se lo da el hombre, pues bien podría haberle dado otro. El cerebro humano no es condición necesaria ni, por supuesto, suficiente para que una melodía alcance su fin armónico. Porque, si el mecanismo ateleológico de la selección natural ha podido generar nuestros complejísimos cerebros, según creen los darwinistas, ¿cómo no iba a poder crear la naturaleza un sonido bello, semejante a la armonía de las esferas de los pitagóricos?

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Me alegro de que el blog sirva para pensar, pues éste es su cometido. Lástima que haya escrito tanta paja en él.

Hago de mi respuesta un nuevo post.

Sursum corda! dijo...

No creo que haya paja en su blog porque no es posible ir a la verdad sin aproximaciones desde lo grosero a lo perfecto.

Sursum corda! dijo...

Contesto a su respuesta en la entrada correspondiente. La música es una de mis aficiones favoritas y una fuete de preguntas incesantes, como verá si podemos.

Emilio Cervantes dijo...

Vaya, por fortuna acabo de ver el comentario de Sursum en el que me hace referencia. Menos mal porque en él estaba la clave para convencerme al darwinismo.

Ahora me ha convencido. Por favor, Sursum, déjeme en otra de estas entradas indicación de dónde tienen la parroquia más próxima los darwinistas para que me acerque por allí a algún sermón.

Sursum corda! dijo...

Me alegro de que se haya convencido y donde no esté convencido, como en lo del melanismo, ya se convencerá.

Pero ahora que pide usted acudir al centro darwinista más cercano yo no deseo que usted pierda tiempo de actividad en su blog para corregir a Popper sobre lo que Popper debía pensar (cuando no pensaba como usted) acercándose a cualquier Universidad.

Esas Universidades son nidos de darwinistas y si se queda lejos de ellas lo entenderé.