Dawkins cree explicar el éxito de lo irracional por la virtualidad aglutinante de las religiones, capaces de unir a los hombres en estrategias cooperativas más allá de las impuestas por las necesidades inmediatas de supervivencia. Sin embargo, al estar aquéllas fundamentadas sobre principios falsos, conducirían al conflicto global y finalmente la catástrofe.
No aclara Dawkins sobre qué principios universales deberíamos edificar, ni parece que la evolución, que él estima ateleológica y localista, pueda proporcionarnos indicaciones a tales efectos. Tampoco se molesta en detallar la razón de ser (evolutiva, se entiende) de lo que con gran pompa ha venido llamando "raíz de todo mal". Raíz que no es la religión -si acaso un fruto tardío-, sino la pulsión genuinamente humana de gozar con el perjuicio ajeno y regocijarse en el vicio.
Así, el campo de la biología queda seriamente amputado en el objeto de estudio llamado HOMBRE hasta que no se pruebe que la malicia se puede extinguir, dando lugar por tanto a seres humanos a quienes repela todo lo que tiende a destruir los lazos que nos convierten en seres sociables, esto es, razonables.
Grave dilema: demostrar que existen o existirán con probabilidad personas libres del pecado original (como el dogma católico afirma de Jesucristo), o bien admitir que hay conductas ordinarias en cierto tipo vivientes que no pueden ser explicadas "a la luz de la evolución".
miércoles, 22 de agosto de 2007
Cul-de-sac
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9 comentarios:
Le pides demasiado a un simple ateo.
¿Por qué se fija tanto en autores tan insignificantes?
Atiende más a la repercusión mediática de ciertos personajes que a los méritos de autores más sesudos; eso está muy feo.
Tumbaito: ¿Cuáles son los autores sesudos en tu opinión?
Pues, por ejemplo, un español: el lógico Sánchez-Mazas. (Que no es el falangista).
Pero trabajar con esa gente implicaría que su lenguaje fuese analítico y que tuvieran cierta destreza en la utilización de las reglas de inferencia.
Destreza que substituyen por la verborrea.
Qué chico más malo.
Cada vez menos pues me hago viejo.
Hola de nuevo. Estuve unos días fuera.
Tumbaíto, tienes razón. Dawkins es insignificante, pero actúa como catalizador del ateísmo contemporáneo. Otro tanto podría decirse de Onfray, Singer, Gustavo Bueno o Puente Ojea, que también han pasado por este blog.
A la luz de la evolución. Me hace gracia la frase. ¿Quién reparte esa luz?.
Seguro que si son darwinistas los encargados de repartirla, nos hemos quedado a oscuras para rato.
Iré más allá de lo que dice tumbaito. Dawkins no es insignificante. Si no publicase, lo sería.
Su libro el gen egoista es nocivo. Contribuyó a dar una serie de ideas falsas sobre la evolución y a ver el mundo en una lucha permanente. Debería haber pedido publicamente disculpas y haberse retractado de semejante bodrio.
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