jueves, 3 de febrero de 2022


Lulio pretende demostrar la existencia de Dios mediante la constatación del pecado original:

Dios, que es la suprema virtud, concede al hombre mayores virtudes que cualquier otro compuesto. Por ello, dada su naturaleza racional, el hombre es naturalmente más virtuoso que los vegetales o los irracionales. Mas, en tanto el hombre ama los vicios y odia las virtudes, Dios lo castiga de un modo condigno, envileciéndolo en grado superior a cualquier otra criatura y rebajándolo a la hez de cuanto existe: un ser incontinente, falsario, homicida. 

Por lo antedicho, la causa del pecado no es el libre albedrío, el cual, si hacemos abstracción de su empleo, es un bien y una de las virtudes humanas más señaladas, a saber, la de conducirse por la razón. Por el contrario, el pecado se origina con la disociación entre el libre albedrío y la virtud suprema, de modo que si ésta no existiera, tampoco existiría aquél, pues nadie puede desviarse si no hay Vía. Luego, puesto que existe el pecado, síguese que existe la suprema virtud, que no sólo hace del hombre un ser malo y nocivo a sí mismo cuando la contraria, sino que además, con eficaz justicia retributiva, lo despoja de sus prendas para señalarlo como el peor de los seres.

miércoles, 2 de febrero de 2022


Si el ser eterno, carente de comienzo y fin, no es el ser bueno, sabio, justo, etc., ello conlleva que la eternidad es mayor que la bondad, la sabiduría, la justicia, etc.

Si la eternidad es mayor que la bondad, la sabiduría, la justicia, etc., se sigue que el ser eterno no es eternamente bueno, sabio, justo, etc. Luego, o lo es temporalmente o no lo es en absoluto.

Supuesto que el ser eterno sea bueno, sabio, justo, etc. temporalmente, lo es por causa de otro que, siendo temporal y no eterno, es causa temporal de un efecto temporal; pero esto es imposible, ya que lo temporal está comprendido en lo eterno.

Supuesto que el ser eterno no sea bueno, sabio, justo, etc. en absoluto, ninguna de sus partes podrá ser buena, sabia, justa, etc., y ello por necesidad lógica o metafísica. Pero tal necesidad no se da, por lo que cabe concluir que el ser eterno puede ser bueno, sabio, justo, etc. Y puesto que no puede serlo por causa de otro distinto a él, ya que la eternidad comprende todo lo temporal, ha de serlo por causa de sí mismo, esto es, necesariamente.

Por tanto, el ser eterno es necesariamente bueno, sabio, justo, etc. De donde se sigue que, dado que la naturaleza no es necesaria ni eternamente nada de esto, tampoco puede ser eterna.