martes, 23 de abril de 2019

Origen del conocimiento, fin del alma




Definición I: Una idea, concepto o noción es el código mediante el que todo ser cifra su conocimiento.

Definición II: La percepción es la subsunción de la experiencia en las ideas, la cual es realizada por la mente.

Definición III: La mente es un sistema de ideas, claras o confusas, articulado en un ser vivo.

Axioma I: No es posible una mente sin ideas.

Axioma II: No es posible la percepción sin ideas preexistentes.

Axioma III: Nada puede descomponerse si no es en sus elementos constituyentes.

Axioma IV: Toda percepción puede reducirse a ideas.

Axioma V: Toda idea o es autoevidente o se explica por otras ideas.

Axioma VI: Nada es desigual a sí mismo.

Proposición I: La experiencia no genera las ideas ni constituye la mente.

Demostración: La mente es un sistema de ideas, claras o confusas, articulado en un ser vivo (Definición III). Ahora bien, no es posible la percepción sin ideas preexistentes (Definición II, Axioma II), ni puede explicarse una idea por medio de algo que no sea una idea (Axioma V), aunque sí una percepción por una idea (Axioma IV). Por tanto, la experiencia no genera las ideas ni constituye la mente.

Reducción al absurdo de la proposición contraria: Si la experiencia genera las ideas, entonces la experiencia genera la mente (Axioma I). Pero no hay percepción sin mente (Definición II), por lo que la premisa de la que se parte es falsa y es cierta la opuesta.

Proposición II: La mente contiene en sí misma desde que existe todas las ideas de las que es capaz.

Demostración: Dado que las ideas no proceden de la experiencia (Proposición I), éstas han de ser generadas con la mente o imbuirse en ella con posterioridad. Sin embargo, no es posible una mente sin ideas (Axioma I). Por tanto, la mente contiene en sí misma desde que existe todas las ideas de las que es capaz.

Proposición III: La mente, entendida como el alma del individuo, es indivisible e inmortal.

Demostración: Así como lo empírico no puede constituir la mente (Proposición I), tampoco tiene el poder de descomponerla (Axioma III). Por otro lado, no es posible que la mente se escinda sin que lo haga al mismo tiempo el ser vivo que la posee (Proposición II, Definición III), lo que es absurdo (Axioma VI). Por tanto, la mente, entendida como el alma del individuo, es indivisible e inmortal.

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GLOSA

I. El conocimiento es la aprehensión de las relaciones entre los conceptos en uso de las leyes lógicas que los rigen. Sigo el neoplatonismo, por lo que no suscribo ninguna teoría epistemológica basada en la "adecuación" entre las palabras y las cosas. Esta adecuación es ilusoria o meramente convencional.

II. Una idea es un concepto que podemos definir sin recurrir a un cuerpo o a coordenadas espaciotemporales concretas, es decir, "ex ante" y "sub specie aeterni". La idea de mesa puede descomponerse en otras ideas: la de objeto o artefacto, la de figura redonda, ovalada o cuadrangular, etc. La noción de "mesa" sin duda no es innata, pero tampoco es una idea en sentido fuerte, sino un agregado de ideas innatas suscitado por la experiencia al que aludimos de forma abreviada mediante la palabra "mesa".

III. Subsumir la experiencia en ideas supone descomponer en ideas primitivas cualquier agregado de ideas. Es, en efecto, un proceso mental que puede darse de un modo consciente o inconsciente, pero que se da siempre. Esta cualidad permite que uno logre enseñar a hablar a su hijo y no a un chimpancé, toda vez que éste carece de los gérmenes en que descomponer la experiencia de nuestra enseñanza (o son tan confusos que en nada le aprovechan), mientras que aquél los tiene y sabe desplegarlos.

Si con la experiencia entraran ideas nuevas en nuestra mente, ¿de qué manera encontrarían acogida en las ideas preexistentes? O bien serían un elemento completamente extraño, y por ende no asimilable en términos racionales, o bien cabría digerirlas mediante la descomposición a la que he hecho referencia, por lo que sólo aparentemente podrían llamarse "nuevas".

IV. Un sistema es un conjunto ordenado de elementos distintos entre los que se aprecia una jerarquía.

V. Reducir la experiencia a ideas conlleva que podemos prescindir del término reducido en favor del término reductor sin que por ello perdamos un ápice de información relevante.

VI. La explicación de una idea por otra es una consecuencia de que el lenguaje sea un sistema autorreferencial. Es lo que hacemos al traducir de un idioma a otro: trasvasar conceptos universales a formas gramaticales contingentes. Sin estas nociones subyacentes o gramática omnímoda ("característica universal", siguiendo a Leibniz) toda traducción sería una absoluta quimera. 

VII. Escribí que la mente contiene en sí misma desde que existe todas las ideas de las que es capaz, no "todas las ideas", ya que habrá muchas de las que no sea capaz. 

Parece poco acertado sostener que es posible una mente que no contenga todas las ideas de las que es capaz, puesto que si no las contiene, es fuerza afirmar que hay ideas de las que una mente es capaz que no están necesariamente en dicha mente. Luego esta capacidad no será necesaria, sino hipotética y fundada en vanas conjeturas.

Las ideas pueden imbuirse en el alma mediante la experiencia, tesis que creo haber refutado, o mediante la acción sobrenatural de un ángel o de Dios. Que no puede haber una infusión de ciencia "ex hoc mundo ad animam" se prueba con el axioma de que no hay mente sin ideas, ni -cabría añadir- ideas sin mente. Por esta misma razón ni Dios ni el ángel tienen nada que adicionar al alma una vez ha sido creada.

VIII. Una mente dividida ontológicamente supone el desdoblamiento del individuo y la violación del axioma "nada es desigual a sí mismo", es decir, del principio de identidad. Ahora bien, si no hubiera verdaderos individuos no sería posible el conocimiento, ya que no habría UNA intelección de los teoremas y la razón sería estrábica.