jueves, 8 de enero de 2009

Venite, siccientes






Venid, sedientos,
Venid, sedientos,
a las aguas del Señor;
acercaos, comprad sin dinero
miel y leche.
Venid, bebed
el vino que para vosotros se ha mezclado
de inefable sabiduría;
comed y bebed juntos, amigos,
la miel y la leche divinas.
Pues las riquezas de Dios son mejores
como consuelo que el vino de este mundo.

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