viernes, 31 de octubre de 2008

Massa damnata




El pueblo no es nunca lo bastante subestimado. No existe ninguna aberración que no haya contado con su refrendo expreso, ninguna injusticia que no haya perdurado sin su consentimiento, ninguna superchería que gracias a él no haya alcanzado el valor de verdad. Puesto que comprende a la totalidad de los hombres, ha sido apoyo moral y colaborador necesario de todos los crímenes, así como víctima voluntaria de todos los abusos. Ha perseguido a inocentes, ha encumbrado a tiranos, ha testificado en su propia contra, ha falseado su historia y, al fin, se ha elegido a sí mismo como juez único de sus asuntos para quedar perpetuamente liberado de responsabilidad.

1 comentario:

QRM dijo...

La falacia de la democracia. Esta lerda Europa considera la Democracia como un fin en si misma, cuando no es más que un instrumento, una herramienta para la libertad. Estrictamente no es más que un sistema de solución de conflictos por decisión mayoritaria. Y habitualmente, ayuda a la libertad individual. Pero por sí sola la democracia, como emanación de ese pueblo que en realidad no existe, no es necesariamente buena. Sólo acompañada de los demás instrumentos que garantizan que efectivamente sirva a la libertad del individuo: separación de poderes, legalidad, libertad de prensa y todo lo demás, que ahora no viene a cuento.
Lo demás no es más que tiranía salida de las urnas.
Y eso es en lo que se está convirtiendo el viejo continente, y me temo que para mi sorpresa y pesadumbre, poco a poco tambien USA