martes, 5 de enero de 2010

Voltaire, medieval




El furor que inspiran el espíritu dogmático y el abuso de la religión cristiana mal entendida ha derramado tanta sangre, ha producido tantos desastres en Alemania, en Inglaterra, e inclu­so en Holanda, como en Francia: sin embargo, hoy día, la dife­rencia de religión no causa ningún disturbio en aquellos Esta­dos; el judío, el católico, el griego, el luterano, el calvinista, el anabaptista, el sociniano, el menonita, el moravo, y tantos otros, viven fraternalmente en aquellos países y contribuyen por igual al bienestar de la sociedad.

(...)

Cuantas más sectas hay, menos peligrosa es cada una de ellas; la multiplicidad las debilita, todas son reprimidas por leyes justas que prohíben las asambleas tumultuosas, las in­jurias, las sediciones, y que siempre están en vigor por la fuer­za coactiva.


La cita es del Tratado sobre la tolerancia. Puesto que Voltaire es partidario de prohibir las injurias entre religiones, con más razón lo habría sido de prohibir las de los ateos frente a todas ellas.

2 comentarios:

Miserere mei Domine dijo...

Primeramente felicitarle por este blog. En lo que llevo leído, se muestra una gran clarividencia, equilibrio y profundidad.

Sobre el asunto de las injurias y calumnias... creo que normalmente se producen por el grado de ignorancia que tenemos unos de otros. Los ateos no llegan a entender a los creyentes y viceversa. Entre las religiones, también existe inmenso desconocimiento que produce recelos y miedos... que se expresan por medio de comentarios fuera de lugar.

Al fin de todo, esta ignorancia es simple desafección ante el prójimo y rechazo de la existencia de diferentes formas de entender la realidad que nos rodea.

A mi me parece correcto que todo acto de desprecio público tenga algún tipo de sanción... pero cuidando que esta sea ajustada a la violencia con que se haya realizado el desprecio.

Despreciar cualquier aspecto de humanidad es despreciarnos a nosotros mismos.

Enhorabuena :) Feliz Navidad.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Miserere,

Estoy de acuerdo con tus apuntes. Del "nada humano me es ajeno" pasamos sin transición al "nada ajeno me es humano". No les conviene la ley antiblasfemia porque el que nada cree en nada puede ser ultrajado, mientras que conserva intacta su facultad de acosar a los demás. Si tú tuvieras el derecho a ofender, yo tendría la obligación de sufrir. Nunca antes se ha visto a nadie agumentar en favor de supuestos derechos con tanta frivolidad y falsa convicción. Ni el frívolo entre frívolos que fue Voltaire, un hombre equilibrado a pesar de todo.

Muchas gracias y felicitaciones a ti también.