sábado, 25 de noviembre de 2023

Los que corrompen en la tierra (II)


La descreencia y la insumisión a la ley de Mahoma son llamadas en el Corán corrupción de la tierra. Esta falta de fe no afecta sólo a los paganos y a los apóstatas o hipócritas, haciéndose extensiva asimismo a judíos y cristianos.

Los mimbres de la tolerancia son sumamente endebles en el islam. El llamado a respetar a la Gente del Libro se sustenta en este verso (2:62):

"Cierto que los que han creído, los que siguen el judaísmo, los cristianos y los sabeos, si creen en Alá y en el Último Día y actúan rectamente, tendrán su recompensa ante su Señor y no tendrán que temer ni se entristecerán".
 
El cual ha sido abrogado por este otro (3:85):

"Y quien desee otra forma de adoración que no sea el islam, no le será aceptada y en la Última Vida será de los perdedores".

Por otro lado, el de 2:62 no es un mandato incondicional, sino que depende de la apreciación del musulmán de que el cristiano "cree en Alá y actúa rectamente", es decir, no "asocia" a Dios con las Personas de la Trinidad, lo que dejaría a salvo sólo a ebionitas y arrianos. Lo confirma 5:59, que excluye de la senda recta a la mayor parte de los monoteístas no musulmanes:

"Di: ¡Gente del Libro! ¿Qué es lo que nos reprocháis? ¿Que creamos en Alá, en lo que se nos ha revelado y en lo que fue revelado anteriormente? La mayoría de vosotros estáis fuera del camino".

Los judíos son tan corruptores como los cristianos, ya que creen que la revelación de Dios terminó con ellos y por tanto rechazan la del Corán (5:64):

"Dicen los judios: La mano de Alá está cerrada. ¡Que se cierren las suyas y sean malditos por lo que dicen! Por el contrario Sus dos manos están abiertas, y gasta como quiere. Lo que tu Señor ha hecho que te descendiera, a muchos de ellos les aumentará en rebeldía e incredulidad. Hemos sembrado entre ellos la enemistad y la ira hasta el Día del Levantamiento. Cada vez que enciendan un fuego para la guerra, Alá lo apagará. Se afanan por corromper en la tierra, pero Alá no ama a los corruptores".

Acaso sólo unos pocos cristianos humildes, sumisos al islam, merecen ser respetados y pueden contarse entre los salvos (5:82):

"Y seguro que encontrarás que la gente con enemistad más fuerte hacia los que creen son los judíos y los que asocian; mientras que encontrarás que los que están más próximos en afecto a los que creen, son los que dicen: Somos cristianos. Eso es porque entre ellos hay sacerdotes y monjes y no son soberbios".

Si confiesan al dios de Mahoma tendrán un premio eterno (5:83-85):

"Cuando oyen lo que se le ha hecho descender al Mensajero, ves sus ojos inundados de lágrimas por la verdad que reconocen y dicen: ¡Señor nuestro! Creemos, escribe nuestros nombres con los que dan testimonio.

¿Por qué no íbamos a creer en Alá y en la verdad que nos ha llegado si ansiamos que nuestro Señor nos haga entrar en la compañía de los justos?
 
Alá los recompensará por lo que dicen con jardines por cuyo suelo corren los ríos, donde serán inmortales. Esa es la recompensa de los bienhechores".

Pero éstos son los menos. Por ello, dada su inclinación a corromper y a rebelarse, es obligatoria la enemistad con la Gente del Libro tanto como lo es respecto a los incrédulos o hipócritas (5:57):

"¡Vosotros que creéis! No toméis como amigos aliados a aquéllos de los que recibieron el Libro antes que vosotros y de los incrédulos que tomen vuestra Práctica de Adoración a burla y juego. Y temed a Alá, si sois creyentes".

Y de un modo aun más claro (5:51):

"¡Vosotros que creéis! No toméis por aliados a los judíos ni a los cristianos; unos son aliados de otros. Es cierto que Alá no guía a los injustos".
 
A los corruptores les espera un duro castigo en este mundo y en el venidero (5:33):

"El pago para los que hagan la guerra a Alá y a Su Mensajero y se dediquen a corromper en la tierra, será la muerte o la crucifixión o que se les corte la mano y el pie contrario o que se les expulse del país. Esto es para ellos una humillación en esta vida, pero en la Última tendrán un inmenso castigo".

Sin embargo, se les deja la opción de someterse antes de ser eliminados, mutilados o exiliados (5:34):

"Excepto los que se vuelvan atrás antes de que os hayáis apoderado de ellos. Sabed que Alá es Perdonador y Compasivo".

Pues la victoria y la dominación sólo pueden ser de los musulmanes (5:56):

"Y quien toma por aliado a Alá, a Su mensajero y a los que creen... Los del partido de Alá serán los vencedores".

Los musulmanes acusan a judíos y cristianos de falsear las Escrituras (Corán 3:71, 3:78) y de burlarse de la revelación coránica. Toda la religión de Mahoma sería superflua si no fuera más que una repetición del Antiguo Testamento y de la promesa de la vida eterna. Mahoma quiso ser el corrector definitivo de los monoteísmos que le precedieron, haciendo con ello a los musulmanes maestros de la Gente del Libro y, en última instancia, guardianes de su seguridad y señores de su vida.

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