Formularé una grave objeción respecto a la consistencia de este texto, que me permitirá no tener que introducir ninguna noción metafísica propia. Al principio del escrito defines qué es un hecho en los siguientes términos:
algo que puede describirse con una oración que puede ser verdadera o falsa, y que sucede en un determinado momento.
Ahora bien, una oración consta al menos de sujeto y predicado. Si no hay sujeto real, el vínculo con los predicados será ficticio, no verdadero. Por ejemplo, cuando decimos que la nube se mueve, estamos expresando en breve que determinadas masas de vapor son desplazadas en infinidad de direcciones (según se tome un punto u otro del móvil). No presuponemos -salvo que nos dejáramos engañar por las palabras- que un solo cuerpo adopte un movimiento que se mantiene en el mismo sentido. Describimos, pues, una apariencia en un lenguaje figurado.
Sin embargo, la tesis de tu argumentación la expresas de esta manera:
La causa de un hecho siempre es algún otro hecho.
Y siempre significa "ad infinitum", sin que quepa hallar un comienzo donde haya un agente que genere un hecho de forma no determinista. Entonces, "todo hecho remite a otro hecho, que es su causa" es una afirmación que nos conduce a una de nuevo cuño, en base a la definición que se ha dado de hecho, y sería ésta: "toda oración carece de sujeto real, y remite a otra en las mismas condiciones de asignificatividad que la primera". Pues la propia forma verbal del participio -el hecho sería lo hecho- alude a un sujeto inexplícito que jamás llega a concretarse.
Ergo, si sólo hay hechos, no hay oraciones reales. Y si no hay oraciones reales, no hay hechos más allá de la apariencia fenomenológica, que tu análisis se proponía superar.
Vayamos algo más lejos. Imaginemos que somos capaces de detener el tiempo, de modo que los conceptos "causa" y "efecto" dejan de tener utilidad. Estamos ante un universo completo pero inmóvil. ¿Puedes explicarme qué lo distingue de un universo completo y móvil como el que conocemos? Sus partes respectivas son idénticas, existiendo plena coincidencia entre todos los elementos materiales de uno y otro. Ambos proceden de una sucesión de hechos anteriores, si bien uno de ellos ha dejado de dar lugar a nuevos hechos y ha alcanzado un punto muerto, un estado de reposo absoluto y uniforme.
Si replicaras que planteo una quimera, ya que la materia es necesariamente temporal y móvil, estarías admitiendo que hay algo en ella -distinto a la pura materialidad mensurable por la forma y el tamaño- que la obliga a actuar y a tender a estados futuros. Puedes decir que mi universo inmóvil es imposible, pero no que sea inmaterial, puesto que lo he descrito como un complejo extenso, cohesionado y observable. Te verás, entonces, con dos problemas alternativos:
1) Si tuvieses mi hipótesis del universo inmóvil por imposible, deberías diferenciar entre acción y pasión, con tal de atribuir a la materia cualidades otras que las de la extensión o la resistencia, pasivas ambas. Ello implicaría que, en tanto que se actúa, algo actúa y es sujeto espontáneo, esto es, móvil con independencia relativa de todo lo que lo rodea (lo extenso y resistente).
2) Si la tuvieras por posible, habrás de idear un sistema para separar realmente el universo inmóvil del universo móvil. Lo cual se presenta difícil, desde el instante en que hayas transigido con que el movimiento no es una cualidad real de los cuerpos, sino un artificio del lenguaje.
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Este blog termina aquí, hasta nuevo aviso.