No hay cosa que me excite más que ver llorar sinceramente a una mujer. Ese desmoronarse de la nada, la nada desmoronándose, es sublime.
La mujer que llora destruye su apariencia; el llanto del hombre lo destruye a sí mismo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario