La falacia que se propone es la siguiente: Se establece una analogía entre el orden público de un Estado y un hipotético orden público internacional entre dos Estados, que por obra y gracia de la prosopopeya se convierten en individuos sometidos a no se sabe qué soberano o tercero superior. Esto es una tergiversación. La guerra es lo contrario al orden público: Es el regreso temporal al estado de naturaleza entre un grupo de súbditos y otro u otros. Es el estado de excepción que se justifica precisamente porque el orden público ha dejado de estar garantizado, sucumbiendo a poderes fácticos de cuya neutralización depende la continuidad jurídica del Estado, así como su integridad soberana.
Planteamientos como el de Albert serían respetables si no presupusieran que el Estado de Israel es o bien incompetente en lo militar, o bien torturador; que "masacra" por gusto o que responde a una conspiración antiislámica cuyo objetivo es eliminar a las "razas sucias" de la faz de la Tierra. De modo que o el razonamiento es equivocado, o Israel merece estos calificativos.
Esto, a la vista de los hechos, es mucho presuponer. La realidad es más bien la contraria, y no es ningún secreto el odio universal que sienten muchos musulmanes, espero que no la mayoría, hacia el pueblo judío. Si hay judíos que comparten este mismo odio, están sometidos a las leyes y al refrendo democrático de un Estado de Derecho, que puede llegar a juzgarlos y a condenarlos. A los palestinos, en cambio, sólo los juzga Allah (será un juicio benévolo, descuiden los devotos), ya que el mundo parece haberlos absuelto por su condición de parte débil y se diría que casi pasiva, de pura víctima, en el conflicto.
Así, haga lo que haga Israel, hará mal. Si se defiende por aire, es cobarde y aplica un castigo colectivo. Si realizan una incursión terrestre, son más sanguinarios todavía, si cabe. Si se conforman con el asesinato selectivo, queda justificada cualquier respuesta (aunque esto es inversión del causa-efecto) por parte de la "resistencia" palestina.
Las mentiras y omisiones de una prensa analfabeta en el mejor de los casos, el peso de la cultura de la imagen y del shock y su uso sistemático por la propaganda política; la crisis de identidad de Europa, el relativismo moral, el desprecio hacia los que prosperan y la convicción nihilista de que la civilización tiene una raíz oscura, pasional y negadora de sí misma (Marcuse), crean un caldo de cultivo donde los sentimientos se anteponen a la razón y se pide proporcionalidad en lugar de autoridad y justicia.
Genial: "El descrédito moral de la Corte Penal Internacional"
Hace 35 minutos
7 comentarios:
Espero que no te haya molestado que haya puesto en el post tu comentario, pero me parecio que podia ser interesante desvelarlo para aportar argumentos.
n saludo
En absoluto, para eso escribe uno: para que le lean y discutan.
las bombas de fósforo blanco lanzadas ayer por la avoiación israelí, y prohibidas, querido hombre de leyes, por el derecho internacional...¿en que categoría de "tergiversación" lo metemos?...
¿ tú todo esto, lo de tu despliegue de sofismos, digo... lo haces sin cobrar?
un abrazo, neng.
perdón.."aviación"..."sofismas"
otro abrazo, neng
Llego a tu blog a través de Albayalde y estoy oyendo la música que pones y leyendo tus entradas con admiración creciente. Te seguiré con atención a partir de ahora.
Fritus: Entenderás que sin estar sobre el terreno acepte el dato con reservas. Evidentemente es posible que Israel vaya más allá de lo razonable en el uso de la fuerza, propiciando acciones que escapen a sus objetivos militares y siembren la destrucción indiscriminada.
Pero no le conviene obrar así: daña su reputación y aumenta el odio del enemigo. Además, resulta contradictorio con otras medidas (propias del escrúpulo israelí e inauditas en otros conflictos), como avisar a una familia o a un barrio entero de su intención de bombardear la zona, a fin de que sea desalojada.
Es muy difícil calibrar la gravedad de las operaciones militares sin un informe detallado de lo sucedido. La precipitación periodística, por no hablar de la deshonestidad sensacionalista o la pura y simple ignorancia fanática, son malos consejeros ante unos hechos de esta índole. No hay que perder de vista que Hamas es un enemigo monstruoso, que deja a nuestro terrorismo en mantillas, y que ha demostrado ser capaz de usar sistemáticamente a escudos humanos de entre su propia población, incluidos niños. ¿Seguirían haciéndolo si los cadáveres infantiles fotografiados no fueran tan rentables para la propaganda propalestina?
Ángel: Muchas gracias. Nos leemos.
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