domingo, 3 de mayo de 2009

La regla




Durante el juicio, Eichmann intentó aclarar, sin resultados positivos, el segundo punto base de su defensa: “Inocente, en el sentido en que se formula la acusación”. Según la acusación, Eichmann no solo había actuado consciente y voluntariamente, lo cual él no negó, sino impulsado por motivos innobles, y con pleno conocimiento de la naturaleza criminal de sus actos. En cuanto a los motivos innobles, Eichmann tenía plena certeza de que él no era lo que se llama un “inner Schweinehund”, es decir, un canalla en lo más profundo de su corazón; y en cuanto al problema de conciencia, Eichmann recordaba perfectamente que hubiera llevado un peso en ella en el caso de que no hubiese cumplido las órdenes recibidas, las órdenes de llevar a la muerte a millones de hombres, mujeres y niños, con la mayor diligencia y meticulosidad. Evidentemente, resulta difícil creerlo. Seis psiquiatras habían certificado que Eichmann era un hombre “normal”. “Más normal que yo tras pasar por el trance de examinarle”, se dijo que había exclamado uno de ellos. Y otro consideró que los rasgos psicológicos de Eichmann, su actitud hacia su esposa, hijos, padre y madre, hermanos, hermanas y amigos era “no sólo normal, sino ejemplar”. Y, por último, el religioso que le visitó regularmente en prisión, después declaró que Eichmann era un hombre con “ideas muy positivas”. Tras las palabras de los expertos en mente y alma, estaba el hecho indiscutible de que Eichmann no constituía un caso de enajenación en el sentido jurídico, ni tampoco de insania moral. (…) Peor todavía, Eichmann tampoco constituía un caso de anormal odio hacia los judíos, ni un fanático antisemita, ni tampoco un fanático de cualquier otra doctrina. “Personalmente” nunca tuvo nada contra los judíos, sino que, al contrario, le asistían muchas “razones de carácter privado” para no odiarles. Cierto es que entre sus más íntimos amigos se contaban fanáticos antisemitas, como, por ejemplo, Lászlo Endre, secretario de Estado encargado de asuntos políticos (judíos) en Hungría, que fue ahorcado en Budapest el año 1946. Pero estas amistades podian ser englobadas en aquella frase tan usual que expresa cierta postura social: “Por cierto que algunos de mis mejores amigos resulta que son antisemitas”.

Pero nadie le creyó. El fiscal no le creyó por razones profesionales, es decir, porque su deber era no creerle. La defensa hizo caso omiso de estas declaraciones porque, a diferencia de su cliente, no estaba interesada en problemas de conciencia. Y los jueces tampoco le creyeron, porque eran demasiado honestos, o quizá estaban demasiado convencidos de los conceptos que forman la base de su ministerio, para admitir que una persona “normal”, que no era un débil mental, ni un cínico, ni un doctrinario, fuese totalmente incapaz de distinguir el bien del mal. Los jueces prefirieron concluir, basándose en ocasionales falsedades del acusado, que se encontraban ante un embustero, y con ello no abordaron la mayor dificultad moral, e incluso jurídica, del caso. Presumieron que el acusado, como toda “persona normal”, tuvo que tener conciencia de la naturaleza criminal de sus actos, y Eichmann era normal, tanto más cuanto que “no constituía una excepción en el régimen nazi”. Sin embargo, en las circunstancias imperantes en el Tercer Reich, tan solo los seres “excepcionales” podían reaccionar “normalmente”. Esta simplísima verdad planteó a los jueces un dilema que no podían resolver, ni tampoco soslayar.


Arendt

9 comentarios:

Unknown dijo...

Asi es, nos han mostrado a los criminales como mounstruos no humanos.

Sin embargo el mounstuo esta disfrazado de hombre cotidiano.

El peor asesino podria ser nuestro vecino, que tiene una bonita familia y un buen empleo.

Los jerarcas nazis como Heydrich o el citado en el articulo, eran hombres de familia, con hijos y un empleo socialmente respetable.

En la obra de Gerald Green, Holocausto, ve uno un poco este aspecto familiar de los nazis, que veian los campos de muerte como una empresa. Una empresa como cualquier otra.

No cuestiono su moralidad, sino la potencialidad de lo mortifero que ello pueda ser.

Y me asusta tambien que ocurrio tan solo hace algunos años....

Es mas gente normal, podria ser vista con el tiempo como gente perturbada.

Ejemplo: En el pasado tener un esclavo no era cosa extraña, pero hoy reaccionamos con horror de saber que alguien es esclavo de otro.
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La biblia por ejemplo describe la vida de gente de hace muchos años que viven en adulterio, incesto, masacran pueblos y en el libro eso es premiado y tenido como orden de Dios.

Hoy en dia el parametro cambio y son vistos con cierta suspicacia.

Con el correr del tiempo, no sabremos si los nazis sean vistos como Heroes.

Los valores sociales son lo mas facil de cambiar y de manipular.

Buen articulo.

Saludos

Natalia Pastor dijo...

Lo que cuentas de Eichmann,me recuerda al caso de García Atadell.
Atadell,militante socialista, montó al comenzar la contienda una de las peores bandas terroristas de Madrid.
En los primeros meses de la guerra había creado en Madrid, con un pequeño grupo de asesinos, la siniestra Brigada del amanecer. Por la mañana temprano, penetraban por la fuerza en una casa burguesa, se llevaban a los hombres “de paseo”, violaban a las mujeres y robaban cuanto caía al alcance de su mano.
En realidad era un terror al mismo tiempo oficial y anárquico, organizado por los partidos y por el mismo aparato del gobierno (como la checa de Fomento, una de las peores), y estimulado desde la prensa y la propaganda. García Atadell, al igual que tantos otros,los Eichmannn,Heindrych,Amon Goeth,etc,etc,...son monstruos,auténticos "killers" agazapados que esperan la ocasión propicia,el momento oportuno para actuar.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

La monstruosidad -aparezca o no con toda su fuerza- no es la anomalía en el hombre, sino la regla. Quien pretenda fundar la moral sobre bases naturales no puede más que fracasar.

Unknown dijo...

La Regla. Con el ultimo comentario comprendo el contexto del post.

No me habia dado cuenta cuando lei, pero he venido trabajando esa idea.

Me explico, en el universo hasta donde se, algo desemsambla algo para sobrevivir.

Un plata transforma sustancias, las cambia en su beneficio, el animal destruye la planta, la trasforma.

El carnivoro desemsambla al vegetariano.

Aquellos que llamamos mal es esa norma o regla que rige el universo.

De ser asi el mal no existe, ya que un leon no es culpable de comerse un lechon.

Tambien significa que ese Holocausto o ese genocidio no es infrecuente y muy probablemente en el futuro algo similar ocurra.

Tal vez a escala planetaria y en su momento los habitantes creeran que es bueno, y aquellos que se entreguen a la tarea no veran mal alguno en lo que hacen.

Bueno, claro es especular...lo mas reciente y cercano que tenemos es el ejemplo nazi. Que es realmente fascinante.

Un saludo.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Aunque ésta sea la opinión opuesta a la que ataco, no por ello la tengo por menos falsa. Asociar la naturaleza al mal: tal hacían los maniqueos. Ahora bien, que un animal devore a otro no puede considerarse malo bajo premisas jurídicas o económicas, ya que se trata de la resolución de una cuestión de supervivencia cifrada en un conflicto de suma cero. Nada de esto se da en el hombre, cuya sociedad no sólo le prohíbe hacer el mal, sino que lo exime de la necesidad de practicarlo.

Dicho en pocas palabras, el animal puede hacer el mal y no lo hace, o lo odia; mientras que el hombre debe hacer el bien y hace el mal, o lo ama.

Marta Salazar dijo...

hola hola!

es más o menos, lo que dice mi amigo Santiago Orrego (ver Der Untergang, Downfall, El hundimiento ):

"El error fundamental de Hollywood, suponiendo que hayan tenido la intención de evitar la repetición del horror Nazi, es justamente (... el) que siempre me ha molestado: muestran a los nazis como monstruos afectivos, y nadie, evidentemente, se siente en riesgo de llegar a ser como ellos; debieron haberlos mostrado tal como eran: tiernos con sus hijos, leales y esforzados esposos, amantes de la naturaleza, preocupados por sus vecinos y amigos, compasivos y solidarios con los pobres".

Lo comenté también en mi post sobre Die Fälscher o Los falsificadores, en ese mismo blog (el de películas),

muchos saludos y gracias x tu blog!

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Completamente de acuerdo, Marta.

Gracias a ti.

Marta Salazar dijo...

saludos Irichc... creo que está bien escrito? que conste que me esforcé, pero me gusta más Yuri :)

PS: mis amigos llamados o apodados Yurii son muy simpáticos ;)

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Yuri, irichc... ¿qué más da? ;-)