Aristóteles defiende la eternidad del tiempo y del movimiento según este razonamiento:
1) Todo tiempo, al ser un continuo, se compone de "ahoras", que son los límites en los que se comprende cada intervalo. Así, con tal de que el continuo temporal sea posible y no haya saltos entre un intervalo y el siguiente, todo "ahora" es simultáneamente el fin del tiempo pasado y el principio del tiempo futuro.
2) Por tanto, todo "ahora" mira siempre en dos direcciones, hacia el pasado y hacia el futuro, lo que imposibilita que haya un comienzo del tiempo. Luego el tiempo es eterno.
3) Ahora bien, no hay tiempo sin movimiento. Luego el movimiento es eterno.
A lo que podría objetarse lo siguiente:
1) El cambio no acaece nunca en el tiempo ni en el movimiento, ya que éstos son infinitamente divisibles, como el propio Aristóteles concede, mientras que el cambio de un estado en su contrario no lo es. La indivisibilidad del cambiar se debe a que, si bien nada es a la vez una cosa y su contraria, sin embargo algo temporal y extenso debe unir ambos estados si uno nace de un movimiento del otro. Mas, si tal nexo es temporal, extenso y por ello divisible, él mismo necesitará ser unido por un nuevo nexo, siendo así que lo que une y no es unido debe ser de una sola vez, sin escisiones. El cambiar es la causa que establece un vínculo entre lo que va a cambiar y lo que ha cambiado. Si esta causa requiere de otra ad infinitum, el cambio no llegará a originarse y nada cambiará.
De modo que, si estoy vivo en este instante y muerto en el siguiente, el cambio que padezco, que es el morir, no estaba acaeciendo ni en el instante anterior, puesto que estaba vivo y no había empezado a morir, ni en el siguiente, dado que ya estaba muerto y había terminado de morir. Otro tanto puede decirse de cualquier instante intermedio, ya que en todos ellos estaré vivo o muerto, mientras que el acto de morir será siempre inaprehensible. Por consiguiente, ningún cambio ocurre en el tiempo ni en el movimiento.
2) El cambio tampoco se da en un "ahora", ya que el "ahora" está en el tiempo y en el movimiento como su límite. Lo que conlleva que, si el cambio ocurriera en un "ahora", ocurriría en el tiempo y en el movimiento, cosa que hemos convenido ser falsa. Asimismo, al ser inextenso, el "ahora" no puede contener ningún tiempo o movimiento y, por esta razón, no puede ser la sede del cambio, que es tiempo y movimiento.
3) Si se da el cambio y no se da en el tiempo ni en el movimiento, debe darse fuera del tiempo y del movimiento. Ahora bien, si hay un más allá del tiempo y del movimiento, éstos no son infinitos ni eternos. Luego son finitos y tienen comienzo, de lo que resulta que el ser que los confina y por el que son principiados es un ser infinito, eterno e inmóvil.
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