Decimos que el hombre es uno aunque tenga partes del mismo modo en que decimos que el círculo es uno aunque tenga partes. Las partes del hombre y las partes del círculo participan del todo, que es ser hombre o ser círculo. Por tanto, participan de un todo, no de una multitud de todos. La multiplicidad se da en las partes, no en el todo; y las partes se dan en el todo pero el todo no se da en las partes. En este sentido, es correcto afirmar que las partes participan de la unidad del todo, mientras que es incorrecto sostener que el todo participa de la multiplicidad de las partes. Pues, si el todo fuera múltiple, sería imposible que las partes obtuvieran de él la unidad. Y si el todo fuera uno y múltiple, sería imposible en sí mismo.
jueves, 24 de agosto de 2023
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