sábado, 31 de mayo de 2008

Llave equivocada




No veo cómo puede trazarse una analogía entre un paisaje bello y cualquier otro fenómeno bello (por ejemplo, un lienzo) sin haber esclarecido con carácter previo en qué consiste la belleza y cómo se aplica a todos sus objetos. Afirmas que la belleza es aquello que proporciona una ventaja evolutiva al que puede percibirla, al estimular su atención. Ahora bien, si tenemos algo por bello no porque incremente nuestras posibilidades de supervivencia, sino como secuela inútil de la facultad adquirida a aquellos efectos, ¿podremos llamarlo bello según la definición evolucionista?

No es cierto, además, que sólo lo agradable a los sentidos estimule nuestra atención. La función del dolor en cualquiera de sus grados es exactamente la misma y, llevándose a cabo desde medios opuestos, cuenta con una eficacia mucho más contrastada. La naturaleza no tenía ninguna necesidad de valerse de lo proporcionado y apolíneo para instarnos a perpetuar nuestra especie, disponiendo de la fuerza irresistible de lo amenazador y espantoso, de lo molesto y de lo inquietante. Sentimos un gran placer cuando un gran dolor cesa; con eso bastaba.

2 comentarios:

Alejandro dijo...

Ciertamente la belleza podría ser eventualmente un efecto secundario de la evolución. Tal vez he sido demasiado “optimista” u osado al proponer que la evolución lleva necesariamente a nuestra especie a disfrutar la sensación de lo bello.
Es innegable el hecho de que el dolor atrae también nuestra atención de forma muy efectiva.
Sin embargo, la belleza (o mejor dicho la sensación de agrado) es necesaria. Me explico:
La belleza como la simple capacidad de sentir algo agradable es el contraste necesario para evitar que el dolor deje de estimularnos lo suficiente, como en aquél cuento en donde a los presos se les dejaba salir un día a la semana para que no se acostumbraran a la tortura, de forma que no pudiera disminuyera su sufrimiento.

El riesgo de acostumbrarse al dolor y qeu éste llege a ser incapaz de estimularnos, hace de la capacidad de sentir agrado algo necesario, así; el dolor solo (para la naturaleza) no basta.

Empero, ¿Puede el hombre acostumnbrarse al dolor? yo creo que no, es más, sí solo existiera dolor el hombre, o se volvería la criatura más floja y apática de la tierra, o se suicidaría mucho más que la media, por tanto la capacidad de sentir agrado es, otra vez, algo necesario para la vida, para su prolongación en el tiempo.
¿Qué por qué la belleza y no otra emoción?, bueno, por principio antrópico.

Saludos.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Pero la belleza no es siempre tranquilizadora, ni tiene por qué surtir ese efecto balsámico. Hay bellezas terribles, insoportables. El pecado muchas veces -por no decir siempre, pues uno peca por gusto- se refugia en la hermosura y el encanto.

Tampoco es cierto que sin la percepción de la belleza íbamos a ser más débiles: los animales no la necesitan y nos superan en vigor y en coherencia.