sábado, 23 de enero de 2010

Darwin, moralista inepto




Darwin escribe:


Entre los salvajes, los individuos física o mentalmente débiles son eliminados con presteza, mientras que los que sobreviven muestran por lo común una salud vigorosa. Nosotros, hombres civilizados, por nuestra parte, tenemos sumo cuidado en contener este proceso de eliminación. Construimos residencias para los imbéciles, los tullidos y los enfermos; instituimos leyes de beneficencia, y nuestros médicos emplean su habilidad en extremo para salvar la vida de todos hasta el último momento. Hay motivos para creer que la vacunación ha librado de la muerte a millares, quienes por su débil constitución habrían sucumbido a la viruela en otro tiempo. De este modo los miembros débiles de la sociedades civilizadas propagan su estirpe. Nadie que se haya ocupado en la crianza de animales domésticos dudará que algo así ha de ser altamente gravoso a la raza humana. Es sorprendente con qué rapidez una demanda de cuidados, o cuidados incorrectamente dirigidos, conduce a la degeneración de una raza doméstica. Mas, con la excepción del propio hombre, a duras penas hay alguien tan ignorante que permita la reproducción de sus peores animales.

La ayuda que nos sentimos inclinados a ofrecer a los indefensos es en lo fundamental un resultado secundario del instinto de simpatía, el cual nos fue dado originariamente como parte de nuestros instintos sociales, volviéndose a continuación, en la forma antes indicada, más amable y más extendido. No podríamos contener nuestra simpatía, ni siquiera urgidos por poderosas razones, sin que la parte más noble de nuestra naturaleza se deteriorase con ello. El cirujano debe endurecerse mientras realiza una operación, pues sabe que obra así por el bien de su paciente. Pero si quisiéramos desatender a los débiles e indefensos, sólo obtendríamos un beneficio parcial con el resultado de un abrumador mal presente.

Esta cita bicéfala, donde se sostiene algo y su contrario, ha sido empleada tanto para mostrar el apoyo de Darwin a la eugenesia como para proveerse de un argumento de autoridad mediante el que se demuestra su rechazo. Lo cierto, sin embargo, es que en un viraje de escasas líneas de texto y tras referirse a la conocida tesis de la supervivencia de los más aptos, Darwin esboza una autoobjeción a las consecuencias morales más indeseables de su teoría, que sin lugar a dudas no se le escaparon ni fueron la elaboración interesada y posterior de algún siniestro sicofanta, como en muchas ocasiones se ha defendido. Que Darwin se viera en la obligación de estipular frente a la generalidad de sus asertos un matiz tan importante, y por cierto tan endeble, no hace más que confirmar los razonables vínculos entre el darwinismo y el socialdarwinismo, vistos y temidos por aquel que no en vano les dio nombre.

Llamo endeble a la respuesta que Darwin se ofrece a sí mismo porque toda apelación al sentimiento lo es, si alude al hombre. En la geometría de las pasiones humanas no hay una dirección invariable ni una corriente irresistible, propias de instintos automáticos e irreflexivos, sino el delicado equilibrio que corresponde a las razones entremezcladas por las que se determina cada juicio singular. Spinoza pudo escribir su Ética partiendo de este presupuesto y prescindiendo por completo de toda premisa experimental, pues la observación se emplea sólo como confirmación de sus deducciones. El filósofo judío, el cual como es sabido negaba la libertad humana, no negó con todo su racionalidad ni se amparó en causas abstractas y universales como la simpatía para determinar nuestro comportamiento. Supo encontrar según el caso una causa para determinado bien y otra para determinado mal, mientras que Darwin se conformó con exorcizar al mal apelando a un bien supuestamente irrenunciable, en tanto que innato y espontáneo. Ahora bien, la endeblez se hace todavía más patente si se observa que Darwin admite la posibilidad de que nos sustraigamos a las pulsiones empáticas, renunciando así a "la parte más noble de nuestra naturaleza". ¿Significa que a pesar de todo nuestra naturaleza no nos determina fatalmente, y que hay en ella una parte menos noble que Darwin olvidó mencionar?

En realidad, el autor de El origen del hombre, de donde la cita procede, no tiene una definición científica de lo simpático, sino que la toma prestada de su compatriota Adam Smith, y en particular de su obra sobre los sentimientos morales. Creyendo dotar a ésta de un respaldo biológico, no hace más que transferir a su propia formulación evolucionista un corolario antropológico errado (o excesivamente ambiguo) del que se sirve para salir al paso de las obvias dificultades morales que dicha formulación plantea. En efecto, no está probado que estas pulsiones empáticas funcionen siempre en la dirección de un acto compasivo (cfr. Sade), ni que se ciñan en exclusiva a la especie humana (cfr. Singer), ni que contemplen necesariamente a todos sus miembros y no sólo a aquella parte con la que nos identificamos de un modo estético o ideológico (cfr. Nietzsche). Por tanto, no existe ningún freno bioquímico científicamente demostrable, según el paradigma darwinista, que justifique la igualdad jurídica, las políticas asistenciales o la discriminación positiva ante la inercia de la fuerza depredadora. La civilización, en lugar de ser la arborescencia racional y paulatina de un proceso evolutivo inconsciente, sería su negación abrupta y su antítesis rotunda, en tanto que contrapeso espiritual de la animalidad que nos subyace.

12 comentarios:

Emilio Cervantes dijo...

Sobre la ambigüedad en este autor:

http://www.madrimasd.org/blogs/biologia_pensamiento/tag/el-naturalista-ambiguo

Anónimo dijo...

La teoría darwinista no tiene consecuencia moral alguna. Darwin sólo hace una DESCRIPCIÓN DE LO QUE OCURRE, no de lo que debe ocurrir. En las sociedades humanas se da que no prima un darwinismo social salvaje, sino que hay pautas de ayuda a "los menos aptos". Darwin sólo describe esta situación: la moral tiene un origen natural. Si ayudamos a nuestros semejantes a pesar de que lo que debería ocurrir es que compitiéramos con ellos, debe haber alguna causa natural que lo explique. No hay más.

Darwin podría tener una imagen etnocéntrica del hombre occidental que raya en el racismo u opiniones políticas típicas de un liberal victoriano del siglo XIX, pero nunca defendió las tesis del darwinismo social. Esta confusión, inconsciente o no tan inconsciente, es la que constantemente se utiliza para criticar al darwinismo, siempre desde los mismos sectores y siempre por la misma gente.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Santiago:

Si ayudamos a nuestros semejantes a pesar de que lo que debería ocurrir es que compitiéramos con ellos, debe haber alguna causa natural que lo explique.

Y llama a esta causa "simpatía". Y a la que produce efectos opuestos la llamará "antipatía", supongo. La cuestión es ver, más allá de los nombres, qué vínculo existe entre ambas.


Darwin... nunca defendió las tesis del darwinismo social.

Es lo que sostengo. Se opuso a ellas porque las veía implícitas en su teoría. Pero su oposición es inepta. Dice algo así como: "no debemos aceptar estas consecuencias porque la misma naturaleza ha querido que a pesar de todo cooperemos". Esto es admitir que la naturaleza inculca en los individuos fines contradictorios, a saber: la autoconservación del acervo genético y su degeneración voluntaria. Quien se contradice no merece ser tenido por guía.

Anónimo dijo...

No. Supones una intención ad hoc en Darwin. De su teoría no se deriva consecuencia moral alguna. Spencer y cía hicieron del darwinismo algo que no tiene nada que ver con él.

Darwin, lo único que hace es explicar lo que pasa desde el emotivismo moral propio de un empirista (no hace algo muy diferente a la filosofía de Hume). De nuevo vuelvo a decirte que en texto de Darwin no hay ninguna alusión a lo que "debe hacerse". Aunque en la naturaleza reinara una "empatía suprema", ello no implicaría que debiéramos ser empáticos con los demás seres. Haces caer a Darwin en una falacia naturalista que no se deduce por ningún lado del texto.

Evocid dijo...

Me sorprende esa cita de Darwin, en particular el primer párrafo. ¿De dónde la has sacado?

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Santiago:

Tal vez Darwin no cometió la falacia naturalista, pero muchos darwinistas la rechazan considerando que es ella misma una falacia. Darwin no parece muy lejos de esta posición, ya en lugar de mencionar razones para obrar bien habla de inclinaciones e instintos morales (oxímoron), aunque también introduzca categorías difícilmente traducibles al naturalismo, como "lo noble" o "el abrumador mal". Mi conclusión es que Darwin se movía en un terreno que le resultaba particularmente incómodo, el de la moral, y en el que se mostró inepto como analista.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Evocid:

La cita es un extracto de su obra El origen del hombre, y aparece parcialmente mutilada en el documental Expelled: No intelligence allowed, que recomiendo. No obstante, la omisión de alguna de sus partes sólo pretende eliminar la ambigüedad de Darwin, puesta aquí de manifiesto, y no torcer sus palabras, que son claras de un modo u otro.

Lo que Darwin llama "instinto de simpatía" era para los nazis y todos los partidarios de la eugenesia y la eutanasia debilidad moral. Es más, consideraban incluso que lo verdaderamente compasivo era ayudar a morir al débil y poco dotado para la vida. Las vagas opiniones de Darwin sobre lo noble no les vincularon en absoluto, prefiriendo lógicamente la parte sólida de su teoría, la relativa a la selección natural de los individuos.

Evocid dijo...

Me costaba creerlo, así que he ido a la fuente original. La traducción es, me temo, correcta. He aquí las palabras de Darwin:


With savages, the weak in body or mind are soon eliminated; and those that survive commonly exhibit a vigorous state of health. We civilised men, on the other hand, do our utmost to check the process of elimination; we build asylums for the imbecile, the maimed, and the sick; we institute poor-laws; and our medical men exert their utmost skill to save the life of every one to the last moment. There is reason to believe that vaccination has preserved thousands, who from a weak constitution would formerly have succumbed to small-pox. Thus the weak members of civilised societies propagate their kind. No one who has attended to the breeding of domestic animals will doubt that this must be highly injurious to the race of man. It is surprising how soon a want of care, or care wrongly directed, leads to the degeneration of a domestic race; but excepting in the case of man himself, hardly any one is so ignorant as to allow his worst animals to breed.


La traducción que nos trae irichc he sido incapaz de encontrarla en busquedas literales en google. El original, en cambio, se puede encontrar sin problema.

Evocid dijo...

El todo caso, esto no sería una objeción contra la teoría de la evolución. Lo que no se suele entender desde posturas socialdarwinistas es que cuando se habla de la supervivencia preferente del más apto, tal "aptitud" no es una magnitud absoluta. Se es más apto o no respecto a un entorno. Y la especie humana tiene la capacidad, frente a las demás, de fabricarse su propio entorno. Así, lo que podría ser un razonamiento válido para las bestias, podría no serlo para el hombre.

Por ejemplo, aunque es cierto que la medicina moderna hace que sobrevivan individuos físicamente tarados que de otra manera morirían, y que de esta manera propagan con mayor facilidad su estirpe, el caso es que tal medicina forma ya parte del entorno del hombre, y por tanto los descendientes de esas personas contarán también con la misma medicina que salvó a su progenitor. Su condición, pues, no es realmente una tara, salvo que consideremos un escenario futuro en el que la medicina empeore. Pero lo previsible es precisamente lo contrario.

Evocid dijo...

Dicho de otro modo: considerar que la practica de la medicina es en cierto modo perjudicial para la especie humana es, desde cualquier punto de vista, similar a considerar que la sobreabundancia de presas es perjudicial para las especies cazadoras (pues, razonando del mismo modo, se podría decir que gracias a esa abundancia sobreviven cazadores más lentos o torpes). Pero eso es falso, lo realmente perjudicial sería que en el futuro desaparecieran esas presas.

Evocid dijo...

Creo que voy a escribir una entrada sobre el tema en mi bitácora. Seguramente tomaré los textos de Darwin. Esa traducción ¿es tuya?

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Buena respuesta, Evocid. También yo creo que el entorno que el mismo hombre se ha procurado es su segunda naturaleza y no un mero hábitat.

Tocante a la traducción, es mía y puedes usarla como gustes.