viernes, 5 de enero de 2007

Diatriba


En lo tocante al ateísmo, ¿qué decir? El ateísmo es un racismo intelectual que -al desestimar la gracia- asume dogmáticamente que el desconocimiento de los primeros principios y la estupidez van parejos. Es, además, una visión desesperanzadora, falaz y proselitista hasta el insulto. Tiene intereses políticos con mil cabezas, por lo que no va a dar tregua aunque se lo sitie. Pero también parte de una tradición irracional de anticlericales y acomplejados por su cultura, de mercenarios de la moda y nuevos ricos de la ciencia. Hombres por lo general mediocres -incluso en sus máximas figuras- con el objetivo supremo de hacerte pasar vergüenza por aprovecharte del depósito de tus antepasados, como ellos no se privan de hacer con sus tres o cuatro santos.

La blandura no es siempre aconsejable. Es bueno condescender con el que está perdido (lo sepa o no), pero no con el que pretende que todos lo estamos y sólo un poco menos -lo bastante para ser "respetables"- quienes saben que lo están. Jesús tuvo piedad con los pecadores y, sin embargo, condenó a los fariseos, que atentaban contra el Espíritu Santo, esto es, contra la fuente misma de la verdad revelada, ignorándola y adecuándola a su conveniencia (no hay ateísmo exento de dogmatismo y sanción moral). Y si bien Pablo recomienda que nos hagamos a las costumbres de quienes nos rodean para atraerlos mejor a nosotros, igualmente pide que se entregue a Satanás a aquel que ha derribado todos los puentes de diálogo y se obstina en su error. Esto se dice del creyente, aunque podría aplicarse por analogía a todos aquellos cuyo cometido principal es que, a cualquier precio, nadie crea nada que no pueda ver, palpar o medir (¡como si algo así necesitase ser creído!). No creer en absoluto en nada que nos constituya, superior a nuestras convicciones parciales, o, como mal menor, creer cada día algo distinto.

Los ateos se jactan de su moderación, pero yo sospecho que es sólo impotencia. Pruebas: Hoy en nombre de la libertad matan a los niños en los vientres de sus madres, crimen que, por lo demás, tienen el cinismo de atribuir escandalizados al Yahvé del Antiguo Testamento, que comparó vidas con vidas, no vidas con "libertades". ¿Qué sucede? Que las culebrillas, cuando están frías, parecen inofensivas y permanecen inmóviles, pero morderán si las acercas al muslo. El pastor, en fin, no tiene potestad sobre el lobo, pero la que conserva sobre su grey y hasta sobre su propia alma pasa por mantener a raya al primero.

Todos los creyentes venimos de alguna manera del ateísmo y lidiamos con él a diario en nuestras consciencias. Pero no todos los ateos vienen de la verdadera fe, a la que con viciosa asiduidad trivializan y criminalizan. Hacen gala de sobrio refinamiento, pero muy a menudo te encuentras con sujetos que han reaccionado contra una inculcación que nunca entendieron, o de sostén tan débil que se desmoronó cuando empezaron a desarrollar un espíritu crítico. Son personas estancadas en sus victorias morales de la adolescencia y, por tanto, pendencieros e inmaduros, soberbios e ignorantes. Éste es, al menos, el patrón de lo que me encuentro en la red, y estoy dispuesto a hacer las excepciones y a estipular los matices que convengan.

2 comentarios:

Tumbaíto dijo...

¡Qué malvados son los ateos!

Dark_Packer dijo...

Irichc: Donde tu ves maldad yo veo más bien un mecanismo de autodefensa: ¿quién no defiende sus ideas para defenderse a sí mismo? Dicho esto, no excluyo la maldad, pero la hay en todos lados.